El esquema que más probablemente evitaría transmisiones de la variante ómicron, de excepcional capacidad de penetración, nunca han sido de general acatamiento en el país pero las inobservancias cobraron fuerza, como se esperaba, en los apogeos festivos de la Navidad.

Prescindir de mascarillas y de distanciamientos resultó notable en festejos callejeros y barriales con alcoholes que disparaban efusividades a diestra y siniestra.

Y lo fue también en encuentros familiares y amistosos que llenaron salas y salones; y aunque los espectáculos artísticos y bailes sucedieron esta vez en menor cantidad, el relajamiento fue suficiente en su proporción para intensificar la pandemia.

Desde antes, y sin cambios hasta hora, los sistemas colectivos de transporte, incluyendo los de pocos pasajeros como el concho y el motoconcho, generan cercanías que llevan a los usuarios a respirar prolongadamente el aire que ya estuvo en pulmones vecinos, adentro de vagones, buses y minibuses, sobre todo.

El fervor beisbolero está subido de temperatura en la serie semi-final del clásico invernal y muchos fanáticos se disputan los derechos de entrada y hasta pagan las boletas a sobreprecio con tal de sentarse en gradas, en ocasiones congestionadas, a saltar con las jugadas más emocionantes; tanto que la protección facial es colocada por algunos en un segundo plano.

De sus concurrencias salen como entes de contagio para el resto de la sociedad.