A 45 mil pies
El miedo a volar

<STRONG>A 45 mil pies<BR></STRONG>El miedo a volar

No son pocos los que se abstienen de conocer el mundo y las distintas culturas por temor a la experiencia de volar. Varios lectores se han acercado para preguntar cómo controlar la ansiedad que les provoca desplazarse en el aire.

De ahí que me acercara  a la neuro-psicóloga Laura Gómez Liz para indagar con ella de dónde surgen estos miedos y cómo tratarlos. La acrofobia o miedo a las alturas, generalmente es la causa principal del miedo a volar o padecer la incomodidad que aquejan a algunos pasajeros.

Las principales teorías para explicar este fenómeno, como todas las fobias, sugieren que  el miedo se convierte en incontrolable después de  un incidente traumático en la infancia temprana.

De ser este el caso, como la mayoría de las fobias, la acrofobia se trata con una variedad de terapias guiadas por profesionales que llevan al paciente a “etapas de altura” hasta que poco a poco se va familiarizando  con la experiencia de estar en lugares altos.

Los medicamentos como tranquilizantes o antidepresivos a veces son útiles en las primeras etapas del tratamiento, pero cuando la persona es capaz de recuperarse no los necesitará por largo plazo.

Otra de las causas de estos miedos puede ser la claustrofobia o miedo a permanecer en lugares cerrados.

Quien les escribe teme a las alturas y la experiencia de volar no es la más agradable, por ello siempre llevo conmigo libros de crucigramas, de colorear con lápices o crayolas o tal vez un dispositivo para escuchar música que me distraiga la mente durante los vuelos.

Otra de mis entretenciones para tranquilizarme es investigar sobre las características del avión en el cual volaré, conocer si su modelo ha sufrido accidentes y buscar opiniones de especialistas.

No he tenido una experiencia especialmente traumática en algún vuelo y me esfuerzo para que mis miedos no limiten mi posibilidad de viajar y conocer el planeta.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas