En abril de este año se cumplieron 55 años del fallecimiento del doctor Héctor García Godoy, presidente del gobierno provisional surgido del acta constitucional que puso fin a la revuelta militar de 1965. El destacado hombre público murió la madrugada del 20 de abril de 1970. En la víspera, había compartido con un grupo de amigos en el desaparecido restaurant Italia, que estaba en la calle Presidente Jiménez, esquina Bolívar, sector Gascue. Al parecer fue un infarto la causa de la muerte del diplomático.
García Godoy ejerció el gobierno provisional durante nueve meses, desde principios de septiembre hasta el primero de julio de 1966, cuando asumió el doctor Joaquín Balaguer, que se mantuvo en el poder, en un primer ciclo, durante tres períodos consecutivos, hasta agosto de 1978.
Entre mayo y septiembre de 1965, en plena revuelta, hubo dos gobiernos en República Dominicana: el que encabezó el coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó y el denominado de “Reconstrucción Nacional”, presidido por el general Antonio Imbert Barreras. La guerra concluyó después de cuatro meses de conversaciones, que se alternaban con sangrientas batallas en las calles de Santo Domingo.
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Producto de esas gestiones surgió la fórmula que puso fin al conflicto cívico-militar que dio paso al provisional.
El Gobierno de García Godoy logró organizar las elecciones generales celebradas en junio de 1966, ganadas por el Partido Reformista y su líder máximo, el doctor Balaguer. El candidato opositor fue el profesor Juan Bosch, que se vio impedido de salir de su casa, ubicada en kilometro siete, de la prolongación Independencia, que estaba celosamente vigilada por militares estadounidenses.
A pesar del acoso, el candidato perredeísta logró mantener activos a sus seguidores, través de sus alocuciones radiales. En cambio, los jerarcas militares dominicanos hacían de conocimiento público el mensaje de: “Si Bosch se aventura a salir de su residencia, sería deportado y, probablemente, asesinado”.
La primera decisión tomada por el gobierno provisional y que mereció el reconocimiento de la población, fue la disolución del poderoso Centro de Enseñanza de las Fuerzas Armadas (CEFA), en San Isidro y la degradación de su jefe, Elías Wessin y Wessin, que fue despojado de su grado de general y nombrado cónsul en Miami. El gendarme intentó permanecer en el país, pero fue obligado a abandonarlo por presiones de las tropas norteamericanas.
A mediados de noviembre, en Santiago hubo un intento de golpe de Estado, encabezado por el dirigente de la Unión Cívica Nacional, Tomás Alcibíades Espinosa, pero fue desarticulado y un mes después, en el hotel Matum, ocurrió el enfrentamiento entre grupos rivales donde murió el coronel constitucionalista Juan María Lora Fernández. Previamente, dirigentes del Partido Revolucionario Dominicano y seguidores del coronel Caamaño habían participado en un oficio religioso a la memoria del coronel Rafael Tomás Fernández Domínguez.
El momento más crispado registrado en la gestión de García Godoy, fue la matanza estudiantil del 9 de febrero de 1966, frente al Palacio Nacional, donde murieron cinco jóvenes que demandaban reivindicaciones para la universidad estatal. El jefe de las Fuerzas Armadas, comodoro Francisco Javier Rivera Caminero, literalmente trató de minimizar la muerte de los jóvenes, contrario a la posición del Gobierno y de su presidente.
Horas después, el comandante fue sustituido por el general del Ejército Enrique Pérez y Pérez, mantenido en la posición por el Gobierno de Balaguer, que asumió en julio de 1966.