CHICHÍ DE JESÚS REYES
El próximo 11 de enero se cumplen 60 años del fallecimiento de la primera médico dominicana, la doctora Evangelina Rodríguez Perozo, quien nació en Higüey el 10 de noviembre del año 1879 y bautizada en el santuario del lugar por el presbítero Benito Díaz Páez.
El nombre completo de la doctora Rodríguez Perozo era Andrea Evangelina, y es oportuno aclarar que contrario a como han señalado algunos escritores y biógrafos, el verdadero lugar de su nacimiento fue Higüey, y su acta de bautismo está asentada en el libro No.9, Folio 126, No.285. Fueron sus padrinos don Luis Campillo y Elupina de Soto.
El padre de Evangelina, don Ramón Rodríguez, era sobrino del general Manuel María Suero, que en la guerra de la Restauración comandó la guarnición militar de Higüey, y quien lo había traído desde Neyba, junto a su madre Tomasina y sus hermanas Felicita y Altagracia. Su madre, Felipa Perozo, era hija de un venezolano que la abandonó y regresó a su patria, por lo que se crió pobre y analfabeta, y para subsistir realizaba trabajos domésticos en casas de acaudaladas familias higüeyanas.
De la unión de Felipa con Ramón nació Evangelina y obligado éste a reconocerla por su madre Tomasina, pasó a manos de la abuela, la que le impuso desde entonces el apodo de “Lilina”. Muerta Felipa, doña Tomasina y su nieta se trasladan desde Higüey a San Pedro de Macorís, cuando Evangelina tenía apenas unos seis años. La abuela hacía gofio que su nieta vendía. Lilina repartía su tiempo entre la venta de dulces y las tareas escolares, destacando siempre como la mejor alumna de primaria.
Ya en la secundaria, bajo la dirección de la profesora Anacaona Moscoso, quien fue, además, su maestra y amiga, la reputada educadora muere en el año 1907, y previamente había recomendado a Lilina hacerse cargo de la escuela. Ella fue amiga íntima del poeta Rafael Deligne, su vecino.
Profesional del magisterio y estudiante de medicina, tras mucho luchar por vencer las trabas que se oponían a la mujer que aspiraba estudiar una carrera reservada para hombres, se gradúa de licenciada en medicina en 1908. La pasantía médica la realizó en Ramón Santana y sendas especialidades en pediatría y ginecobstetricia en París, de 1921 al 25. Fiel a su desvelos por la mujer y el niño, fundó varias instituciones, entre ellas el Centro de Protección a la Infancia y la Maternidad. Abogó por la instauración del Día del Niño, el Desayuno Escolar, Zapato Escolar y la Gota de Leche.
Impartió educación sexual para jóvenes de 7º. Y 8º. Grado, y crea el Dispensario Antivenéreo, donde prestaba servicios gratuitos a hombres y prostitutas. Ayudó a leprosos y tuberculosos y fue la primera en dictar charlas sobre el control de la natalidad y planificación familiar. Como pionera del movimiento feminista fue una activa trabajadora en el movimiento reivindicador de los derechos de la mujer emprendido en el país entre los años 1920-30
Combatió al régimen de Trujillo y olvidada por amigos y maltratadas por esbirros de la tiranía, murió el 11 de enero de 1947. Los dominicanos, y los higüeyanos en particular, veneramos en esta fecha a esta ciudadana ejemplar.