A bailar merengue “apambichao”:
Incertidumbre en un mundo cambiante

<STRONG>A bailar merengue “apambichao”:<BR></STRONG>Incertidumbre en un mundo cambiante

Me apunto en la lista de los que abogan por la transformación del status quo. Me refiero a una transformación de nuestra cultura y de nuestra civilización. De los pies a la cabeza, tanto como de la cabeza a los pies.

El problema es de América Latina. Aspira a tener democracia, desarrollo económico, instituciones efectivas y justicia. Pero tal parece que la embarga un gran “fukú”. Nuestra América no supera dos corrientes alternas y enraizadas en su tradición: la del Estado político que, sin el contrapeso de la sociedad, degenera en regímenes autoritarios repletos de pobreza y la de aquella sociedad que, sin Estado político eficiente, procrea una ciudad feudal atrincherada en los privilegios primer mundistas de una minoría.

No hay manera de suprimir esa historia cíclica a menos que dejemos de ser cautivos de la recóndita decepción que nos hace dudar de todos y de cada uno de nosotros, que nos hace desconfiar de nuestro propio DNA cultural, que nos lleva a renunciar de cualquier atisbo de esperanza.

Una forma de abrir los barrotes del derrotismo y de la pusilanimidad consiste en materializar el espíritu que anima la tercera de las siete conferencias magistrales que recopila José Báez Guerrero en la obra: Cátedras Funglode de Éxito Empresarial, 2008. A seguidas expongo diez peldaños que recorre ese estado anímico al ascender del mercado local al multinacional y al colaborar con el Estado y con la sociedad en la gobernanza democrática local e internacional.

Primer peldaño:  empoderamiento. Con visión de futuro, hay que trabajar y dotarse de lo mejor que ofrece la sociedad contemporánea.

“Durante los años veinte y treinta del siglo XX se sentaron las bases de un camino caracterizado por el trabajo incesante, una visión muy moderna de los negocios, del país en su conjunto, así como el interés sistemático en servirse de los más avanzados instrumentos, de las nuevas tecnologías en publicidad, mercadeo, y selección y entrenamiento del recurso humano”.

Segundo peldaño:  cultura gerencial. Toda empresa y cualquier corporación empresarial requieren un sistema cultural propio y un particular estilo gerencial.

“Mi padre insistía que gerenciar con eficacia significa respetar los talentos particulares de las personas…, siempre enfatizando el trabajo en equipo. (…) Durante ese período surgió igualmente una cultura empresarial, muy viva todavía, focalizada en servir al consumidor, con una estrategia dirigida al mercadeo de productos de consumo masivo, respaldada por una impactante publicidad y sustentada en las preferencias de la gente.”

Tercer peldaño:  retroalimentación. Todo negocio es indisociable y dependiente de la comprensión que se tenga de lo que es ser-empresario y del contexto ideológico del que éste es compromisario.

“(Mi padre) concibió siempre su papel, y el de empresario en general, como un generador de cambios positivos para la sociedad y un creador de riqueza con sentido social. (…) A ello se sumó el firme compromiso personal con valores humanistas, con la democracia como forma de vida, y la libertad del individuo como factor esencial de la existencia civilizada.”

Cuarto peldaño:  desafíos y decisiones. Los problemas se enfrentan con arrojo y objetiva serenidad. 

“Ante un mundo cambiante, decidí que las circunstancias demandaban audacia y visión a largo plazo, apuntaladas sobre un cálculo ponderado de las oportunidades, así como  una serena evaluación de los desafíos.”

Quinto peldaño: expansión geográfica. El sentido de patria no se detiene en la frontera nacional pues, una vez iniciado el recorrido empresarial, la meta es global.

“Para capitalizar nuestros éxitos en el plano doméstico, se imponía mirar más allá de nuestras fronteras. Las necesidades de un tiempo nuevo nos impulsaron hacia el mundo como un todo, y a la regionalización y posterior globalización de nuestras actividades de negocios. (…) En aquel entonces fui muy criticado, hasta incluso fue cuestionada mi falta de patriotismo…”

Sexto peldaño: capitalizar la imagen. Ningún negocio es pequeño cuando incide en la imagen de la que depende la incursión en nuevos negocios.

“Ahí tomamos la decisión… decimos: bueno es una cosa pequeña, es un negocio mínimo, pero grande en el mundo, que nos va a dar una gran imagen. La belleza venezolana ya era famosa para nosotros, pero no para los que no la conocían y encima exportarla con gran éxito, pero claro, manejando el concurso de manera internacional dimos con una fórmula que después nos sirvió a muchos de los grandes negocios, no en cuanto a belleza, pero sí en cuanto a resultados económicos.”

Séptimo peldaño: crecimiento. No hay negocios emblemáticos y ninguno es el último, sino que cada uno representa un simple eslabón en el encadenamiento indefinido de nuevas compras.

“Adquirimos en Estados Unidos la empresa Spalding, de artículos deportivos, que la globalizamos; la empresa Evenflo, empresa de productos para niños, que la globalizamos, la operamos con gran éxito 14 años, después la vendimos, y ese fue también el momento de compra de Galerías Preciados, en España.”

Octavo peldaño: riesgos. Cuando se tiene intuición, no hay vuelta atrás.

“La gente decía: bueno estos empresarios están locos, ¿qué van a hacer? (…) Yo tenía la suerte de que yo conocía mucho al joven Felipe González en la clandestinidad… Con esa ventaja tomamos los riesgos y asumimos 400 millones de dólares de deuda, los contratos y unos sindicatos duros, pero no más duros de los que yo conocía en América Latina o de los americanos.”

Noveno peldaño: ética empresarial. Poco sino nada vale un emporio empresarial si se levanta sobre la irresponsabilidad y la deshonestidad.

“Mantengan sus manos limpias y ajustadas a un código de ética. Esto es clave en los negocios y en todos los aspectos de la vida. (…) A trávés de nuestra Fundación, hemos desarrollado desde hace décadas programas en los campos de la educación, la lucha contra el analfabetismo y la pobreza, y la preservación y el legado cultural hispanoamericano.”

Décimo peldaño: institucionalización y nuevos horizontes. Siempre existen obligaciones que cumplir y nuevas metas que alcanzar.

“Yo sigo empeñado en fortalecer una organización empresarial sólida y próspera, y en avanzar con sentido constructivo, creando oportunidades para muchos. (…) Ahora aspiramos a proyectarnos de manera más intensa en mercados nuevos, como el asiático, consolidando siempre nuestra presencia en este hemisferio y en Europa.”

Para recorrer ese trecho, el disertante, Gustavo Cisneros, recomienda aceptar “la incertidumbre como un hecho inevitable”. De lo contrario, terminaremos asilados, rezagados, sin ser “parte del futuro”. 

Cierto, podría creerse que es él quien se aísla –al menos de nosotros– por aquello de que “nunca he querido tener muchos negocios activos en República Dominicana”. Pero resulta ser que éste es su lugar de descanso, aun cuando a pesar de ello reconozca voluntariamente que “no soy tan bueno como Gianni Vicini bailando merengue, pero ahí voy”.

Y, ¿cómo va? De frente y de lado, siempre a la cabeza. Abriendo trochas, forjando Patria con «cerebro, corazón y coraje» porque: “La historia del Grupo de Empresas Cisneros, hasta el día de hoy, revela que en América Latina sí poseemos los equipos humanos, las habilidades, la preparación profesional, y las aptitudes necesarias para responder al reto de triunfar como empresarios en el mundo globalizado y altamente competitivo que nos rodea.”

Publicaciones Relacionadas

Más leídas