¡A bailar!

¡A bailar!

Cada vez son más las personas que eligen el baile como una forma de mantenerse activos, y es que la verdadera razón para que practiquemos regularmente el arte de bailar son los múltiples beneficios que esto nos proporciona, tanto física como mental y emocionalmente.

Bailar le hace bien al ánimo y a la salud. Aunque pudiéramos pensar que estas sensaciones son personales y no tienen un fundamento racional, ahora se puede afirmar a ciencia cierta que bailar tiene beneficios para la salud y la personalidad de quien lo hace. Cuando se practica con regularidad, se ejercita todo el cuerpo porque hay trabajo de todos los grupos musculares.

Todo el movimiento físico que se realiza durante el baile logra que se bajen los niveles de colesterol, que se eliminen toxinas del cuerpo y también hace que mantengamos un buen peso corporal.

Liberar tensión y estrés parece ser una buena excusa para bailar, a las que ahora se suman una mayor estima y la resolución de problemas de salud. Pues es irrefutable que nos mejora nuestra respiración haciendo que los pulmones se fortalezcan y se liberen de impurezas.

Además de regular la presión arterial fortalece nuestros músculos y huesos, dándonos de a poco una mejor movilidad en todas las articulaciones.

Es preciso resaltar el estudio que realizó el Centro de Psicología del Baile de la Universidad de Hertfordshire, donde declaran que no solo eleva el ánimo bailar, sino que también tiene efectos sobre la personalidad de quien lo realiza. El estudio indica que las personas que bailan regularmente tienen una autoestima superior a aquellas que no lo hacen, y que tiene buenos efectos a la hora de relacionarse, especialmente en la búsqueda de pareja. Aunque sin duda uno de los resultados que más sorprende es que las personas que sufren del mal de Parkinson y practican algún tipo de baile tienen una mejor calidad de vida que otras personas con la misma enfermedad.

No solo la confianza se ve estimulada al mover las caderas, sino también ciertas operaciones mentales básicas que sorpresivamente dependen del tipo de baile que se ejecute.

Los bailes con pasos establecidos como las coreografías simples, permiten que las personas puedan realizar operaciones matemáticas simples con mayor facilidad, sin embargo el baile improvisado y libre permite resolver los problemas que presentan más de una solución posible.

Se puede decir que todos los sentidos se ven movilizados por el baile y ni hablar del placer y la alegría que nos proporciona la música al cuerpo y el espíritu. Así que para que nuestro cerebro esté en forma, ¡a bailar! y de esta manera desarrollaremos nuestra concentración y coordinación,  y bajaremos los niveles de estrés haciendo que nos relajemos y descansemos mucho mejor.

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