En días recientes mi nietecito de 7 años, motivado porque le hablaron de China en su escuela, me preguntaba cómo llegar a ese país si estaba tan lejos. Mucha risa le produjo cuando dije que él podría ir en tren. Quizás algunos de ustedes también rían al leer estas notas. Sin embargo, ciertamente, no está lejos ese momento; al menos desde casi toda Europa y buena parte del mundo ya es una realidad y en otros muchos lugares se preparan para ello aunque puede ser que algunos involucrados no sospechen aún hasta donde los van a llevar los proyectos en que trabajan.
En verdad, desde el punto de vista histórico no es nada anormal. Desde hace miles de años se producían interminables caravanas comerciales hacia China que conectaban Oriente y Occidente en un verdadero proceso global.
China está decidida a retomar el papel que jugó en el planeta en el pasado y que cree que le corresponde volver a jugar y ya lo está haciendo. La presencia global de China es una realidad de la que todavía muchos no se quieren enterar. Su estrategia no recurre a “doctrinas” – como aquellas obsoletas que hay quienes pretenden retomar a destiempo-, ni tampoco estableciendo una red universal de enclaves militares, ni por la presencia de flotas amenazantes navegando por mares ajenos.
Aunque sí se ha dotado de una fuerza “disuasiva” en un mundo donde todavía persisten intenciones de resolver por la fuerza hasta controversias comerciales. Para lograr sus objetivos China está recurriendo a su “poder suave”, tan suave como la “seda”. Con cuantiosos recursos financieros y tecnológicos se ha dado a la misión de establecer una red mundial de infraestructuras que la conecte con el mundo lo que a su vez interconecta a las naciones involucradas entre sí.
Ya las líneas ferroviarias de China la conectan con casi toda Europa, hasta España y Portugal y se prepara para cruzar el Canal de la Mancha y llegar a Londres. Proyectos chinos de infraestructuras en puertos, líneas de ferrocarril e infraestructura en general se ejecutan alrededor del mundo, como parte de su estrategia global de interconexión lo que ya ha logrado con 70 países y sigue contando. En tanto unos apelan a mecanismos del pasado como el proteccionismo y las amenazas como vías de desarrollo, China tiene fija la vista en el futuro sin definir un horizonte.
A su “Nueva Ruta de la Seda”, operativa con Europa y parte de Asia, se dispone a agregar una “Ruta Polar de la Seda” para abrir una vía comercial marítima bordeando el Polo Norte reduciendo casi a la mitad el tiempo requerido para llegar a algunas ciudades europeas. Además trabaja en un corredor China-Pakistán comunicándose con el Mar Arábigo y el Océano Indico acercándose aún más al Medio Oriente y a África.
Trabaja fuertemente en toda Asia y también en América Latina y el Caribe. Parecen destinados a ser quienes conecten a las Antillas Mayores por tren.