A Cielo Abierto

<STRONG>A Cielo Abierto</STRONG>

La industrialización ha mutado a la sociedad a una era de tecnología y economía, la cual ha mejorado la calidad de vida, en términos de desarrollo de material humano, pero que no asegura la existencia de generaciones futuras por la incertidumbre medioambiental. 

La tierra está siendo explotada de una manera inusual, para beneficiarnos de servicios y artículos que no pueden ser producidos sin los minerales extraídos de la misma. Los intereses de los países más desarrollados han llevado a la humanidad al punto de darle importancia a la modernización más que a la vida misma.

Un ejemplo de esto son las guerras que entre las razones principales de llevarlas a cabo está el adquirir nuevos territorios de los cuales se pueda extraer recursos naturales y obtener mercados para bienes industriales.

En el caso de República Dominicana, si vamos a la historia, indica que las primeras expediciones dirigidas por Cristóbal Colón en el siglo XV fueron en territorio dominicano.

Colón llegó al “Nuevo Mundo” en el trayecto de conseguir una ruta más corta cuando se dirigía al oriente durante su camino en búsqueda de especias, pero en La Hispaniola, como bautizó a Dominicana, encontró una realidad distinta: oro y plata.

 Los españoles exterminaron nuestra estirpe, forzándolos a extraer los minerales de la tierra, cuando en su naturaleza se dedicaban a la agricultura. Desde entonces la minería forma parte de la actividad económica del país, con aproximadamente quinientos años de explotación ininterrumpida.

Desde mediados del siglo XX hasta la actualidad, han operado en el país empresas mineras (algunas ya desaparecidas): Alcoa Exploration Company, Falconbridge Dominicana (Xstrata Nickel), Rosario Dominicana, Placer Dome, Corporación Minera Dominicana (Cormidom) y Barrick Gold. Estas empresas han causado considerable daño al Territorio Nacional con el método de minería a cielo abierto, siendo una actividad industrial de alto impacto ambiental que remueve la capa superficial de la tierra para extraer los minerales que en ella subyacen. La minería a cielo abierto culmina con los milenios que le ha tomado a la naturaleza la formación de sus recursos.

Si bien es cierto que la morfología de los yacimientos determina el método de explotación más adecuado, en el caso de los metálicos en el país se ha optado en definitiva a cielo abierto, como explica Carlos Sención, ingeniero de minas, principalmente por el beneficio que deja a las compañías extranjeras, la falta de ética en el otorgamiento de licencias ambientales y la existencia de una necesidad humana de solventar una producción de oro para mantener el poder y valor de su moneda nacional.

La minería a cielo abierto, en el proceso de sus fases  (exploración, desarrollo, producción, cierre y post-cierre) impacta el entorno, la superficie del terreno, contamina el aire, afecta el agua, la flora, la fauna, el suelo, el microclima y la población. Todo lo relacionado al medio natural que emana vida es destruido por las mineras.

Como sociedad no estamos conscientes del desgaste natural de la actividad minera. Estamos viviendo un presente sin futuro asegurado, la generación que nos sigue tendrá que vivir (si puede) en una isla artificial sin recursos naturales propios.

Tenemos que ver más allá de lo que dictan los medios, pues hoy se habla de Colón como si fuera un héroe nacional, de las industrias mineras como si fueran la solución a los problemas económicos del país, cuando ambos, lo que han hecho es despojar nuestras riquezas y provocar muertes inocentes, siendo los únicos beneficiados aquellos, que tras sus intereses personales, reparten el país en pedacitos, como si República Dominicana les perteneciera.

El problema no está en las Industrias Mineras, el inconveniente radica en las autoridades que conceden los permisos de explotación sin medir el daño nacional.

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