¡A comer saludable y en familia!
Trucos infalibles para ti

¡A comer saludable y en familia! <BR>Trucos infalibles para ti

El incremento de niños obesos en los países desarrollados es un problema acuciante que tiene en la prevención el mejor de los aliados. La solución está en manos de los padres y educadores y radica en cambiar los actuales hábitos de vida de los más pequeños.

El número de niños obesos en se ha triplicado en los últimos 15 años. En este tiempo, hemos pasado de un 5% a casi un 14%.

Este aumento, apuntan los expertos, se deriva principalmente de un cambio en los hábitos de vida: Consumo deficiente de frutas y verduras, legumbres y pescado, en favor de la comida rápida y los alimentos ricos en hidratos de carbono y grasas saturadas– y un estilo de vida cada vez más sedentario.

Para frenar este problema creciente, la solución reside en modificar el actual estilo de vida que se ha generalizado entre los más pequeños de la casa.

Consecuencias.  Estas son las principales consecuencias físicas y psicológicas que la obesidad provoca en los niños:

Problemas físicos: diabetes tipo 2, hipertensión, incremento de los triglicéridos y el colesterol ‘malo’, trastornos hepáticos, problemas respiratorios y disminución de la esperanza de vida.

 Algunos estudios indican que la obesidad reduce la esperanza de vida en 13 años; podría ocurrir que la siguiente generación viva menos años que la actual.

Trastornos psicológicos: baja autoestima, estigma social, aislamiento, síntomas depresivos, mayor ansiedad.

Incluso en edades muy tempranas, el niño obeso es descrito de forma despectiva por sus compañeros.

En la adolescencia, la repercusión psicológica de la obesidad es aún mayor –la tiranía de la imagen– y puede desencadenar trastornos alimenticios graves como la anorexia y la bulimia.

Desde la cuna 

Debemos tener presente que a un niño, al igual que le enseñamos a hablar y caminar, también se le debe enseñar a comer, tanto en calidad como en cantidad –en general, hoy en día los niños toman más cantidad de alimentos de la que precisan–. Y esta tarea es responsabilidad de padres y educadores.

Como padres, debes predicar con el ejemplo.  Los hábitos alimenticios de los pequeños guardan una relación directa con los hábitos de sus progenitores.

De ahí la importancia de mantener en el hogar una alimentación completa y equilibrada para toda la familia.

Importante

Si el niño tiene sobrepeso evita ponerlo a dieta por tu cuenta con duras restricciones en su alimentación.

Es mejor acudir a un profesional (médico, nutricionista…) y que él os aconseje sobre la terapia más adecuada. No olvides que el sedentarismo en los niños aumenta más aún el riesgo de obesidad por lo que deberás promover el ejercicio, si es en familia mejor: montar en bici, senderismo durante los fines de semana, etc. Lo más importante de todo: el adulto deberá dar ejemplo en cada situación. De nada sirve decir al niño que debe comportarse de un modo sino lo haces.

. Además, está demostrado que si el padre o la madre son obesos, aumenta notablemente la probabilidad de que el hijo también lo sea.

No olvidemos que el 75% de los adolescentes obesos serán obesos de adultos, con la consiguiente disminución en su calidad de vida.

“La obesidad debe ser motivo de atención y de preocupación para los padres, pues no es síntoma de salud, sino todo lo contrario.

 Por extraño que parezca, ya en la época de lactancia se produce no sólo acumulación de grasa sino un aumento del tejido adiposo. Por eso es determinante formar hábitos alimenticios sanos ya desde la cuna para evitar la obesidad y las consecuencias físicas y psicológicas que se detectan ya en la infancia y la adolescencia.

Los expertos recomiendan que los pequeños hagan cinco comidas al día. Contrariamente a lo que puede pensarse, saltarse alguna favorece la obesidad, sobre todo si se trata del desayuno. La primera comida del día es también la más importante; debe incluir lácteos, cereales y fruta, y es esencial que enseñemos a nuestros hijos a que dediquen a esta tarea 15 minutos de su tiempo matutino.

Prohibidos los ‘desayunos-exprés’ a salto de mata, de pié, con la mochila al hombro y saliendo de casa deprisa y corriendo con la comida en la boca. Son muchos los escolares que omiten la primera comida del día, una costumbre insana que provoca que, a la hora del recreo, la mayoría de los chavales opten, para matar el hambre, por la repostería industrial. Una pieza de fruta a media mañana es el mejor sustituto de la bollería.

Menos tele, más deporte.  La Estrategia NAOS defiende la práctica regular de ejercicio físico como un medio esencial para combatir la obesidad. Actualmente, la mayoría de los niños que viven en los países desarrollados llevan un estilo de vida sedentario. Son muchos los que, al llegar del colegio, se pasan las tardes sentados frente al televisor o jugando con la videoconsola.

La falta de ejercicio unida a una alimentación rica en grasas deriva en un número creciente de menores con problemas de exceso de peso.

Incúlcales los beneficios derivados de la práctica deportiva.  Y si es en equipo, mejor, ya que fomenta valores como la solidaridad y el esfuerzo colectivo. Ayúdales a elegir la modalidad deportiva que más se ajuste a sus características y habilidades. Y, por supuesto, que le guste. El deporte debe ser algo que nos divierta, no una obligación fastidiosa. Aprovecha los fines de semana para jugar con tus hijos al aire libre, pasear en bici o hacer excursiones al monte. Ellos te lo agradecerán. Y tu cuerpo, también.

La merienda más sana. Adiós al exceso de calorías.  Sustituye la bollería industrial, los refrescos con gas y las chucherías por alimentos ricos en vitaminas y minerales. Una merienda sana debe incluir siempre una pieza de fruta, un yogur o un trozo de queso no demasiado graso, pan (mejor si lo untamos con aceite de oliva) o galletas integrales (aportan fibra) y unas lonjas de embutido o jamón serrano. Intenta que los ‘pequeñines’ merienden en la mesa y no viendo la televisión o con el video juego.

Siempre que sea posible es muy interesante que los niños colaboren en la elaboración de las recetas (por supuesto, con supervisión de los adultos). Asimismo deberán implicarse también a la hora de poner la mesa, recogerla después de comer…

No olvides incluir en las recetas diferentes sabores, colores, texturas, consistencias e intentar dotarlas de una presentación atractiva que estimule la ganas de comer de los niños (especialmente en el caso de los alimentos que menos les suelen gustar como las verduras, el pescado…).

Existen cuentos y DVD sobre nutrición y alimentación saludable dedicados a los más pequeños.

En la web

1.  www.dietas.com

La principal organización estadounidense de cuidado de la salud lanzó, ante el crecimiento de los índices de obesidad infantil, un novedoso y creativo videojuego para enseñar a los niños a comer sano. Aquí te dice cómo conseguirlo.

2. facildedigerir.com

Podrás encontrar recetas fáciles para realizarla con tus hijos e hijas en casa, durante las vacaciones escolares.

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