El que en 173 años de vida republicana no se hayan resuelto los problemas fundamentales de la nación, impide que se le preste atención a males importantes, pero que no se refieren a necesidades básicas como comida, salud o educación. Uno de esos temas es la ocupación de espacios públicos que va desde áreas verdes, playas y parques, hasta aceras y calles.
En el caso de las aceras, estas son espacios para que los peatones circulen seguros. Pero hay quienes se adueñan de ellas para poner negocios, usando un espacio de todos para provecho personal, violentando leyes y derechos como el libre tránsito.
Para muestra no dos, sino varios botones. El más simbólico la avenida Duarte, esa que por llevar el nombre del fundador de la Patria debería ser ejemplar en todos los sentidos. Si bien es cierto que la ocupación de sus aceras descendió durante la gestión de Roberto Salcedo, todavía en intersecciones como la París, impera el caos.
Otro punto crítico es Villa Consuelo, una tierra de nadie. Ahí los comerciantes ocupan hasta el mínimo espacio, sin importar que sea público. Por ejemplo, en la calle Francisco Núñez Fabián esquina La Guardia, unos metaleros cogieron una esquina completa y la llenaron con chatarras en ventas. Y en la calle 13, entre Duarte y Hermanos Pinzón, lo mismo hicieron vendedores de artículos para baños.
Como consecuencia, niños, envejecientes y visitantes del Hospital del Instituto Dominicano de Seguros Sociales (IDSS) Félix María Goico, conocido como de los Billeteros, caminan en el medio de la calle, porque el resto y las aceras están ocupadas.
Algo similar ocurre con los famosos parqueadores y limpiavidrios, los últimos, ampliamente reducidos por voluntad del alcalde del Distrito Nacional, David Collado, pero todavía hay zonas y horarios en los que persisten, por ejemplo, en la avenida Máximo Gómez esquina John F. Kennedy.
En el caso de los parqueadores, cobran, obligado y caro (algunos hasta con tickets), porvehículos en calles que son de todos. La responsabilidad ahí también recae en los dueños de negocios, quienes no construyen parqueos para sus establecimientos.
Ante esto, uno se pregunta, ¿Dónde están las autoridades correspondientes? Los llamados a resolver estos problemas son los ayuntamientos, según la ley 176-07. ¿Qué esperan entonces para proceder?
¡Y ojo!, uno aboga porque el Estado garantice el derecho al trabajo que tienen estos buhoneros, pero respetando el derecho al tránsito de los demás.
Ojalá que esto se haga sin politiquería y populismo. Los alcaldes están para hacer cumplir la ley y no se deben dejar“torcer el brazo” por sectores particulares, sean grandes o pequeños. Deben defender el espacio público, aunque losafectados sean hijos de Machepa, que no tengan la incidencia mediática de residentes como los de La Esperilla.