A dignificar el estatus policial

A dignificar el estatus policial

Si algo desmoraliza a un policía es saber que cualquier delincuente está mejor armado que él o cuenta con medios de transporte más adecuados y funcionales, y ni hablar de la diferencia de condiciones económicas. Es difícil exigirle demasiado a un policía que además de bajo salario y pobres prestaciones sociales, tiene por destacamento una infraestructura maltrecha y altamente vulnerable, sin condiciones para el encierro de detenidos peligrosos, construida en 1928, como es el caso del destacamento de Yásica, en Puerto Plata.
La eficiencia de un personal que frecuentemente tiene que arriesgar lavida hay que estimularla a base de condiciones laborales acordes con las cuotas de riesgo que impone la profesión. La transformación de la Policía, de la que tanto se habla y tan poco se ha hecho, tiene que comenzar por el mejoramiento del estatus del recurso humano que es el alma de esa institución.
El país necesita trabajar con eficiencia para contrarrestar la delincuencia. Esa tarea, en grandísima medida, tienen que desarrollarla los policías que salen a las calles a exponer sus vidas como parte de su papel en la sociedad. Es difícil lograr que se sientan plenamente identificados y comprometidos con sus deberes, si no se ponen a su alcance las facilidades pertinentes, entre las que hay que contar salario adecuado, el mejor equipo de trabajo y recintos decentes.

Reorganizar la administración

Un compromiso que debería ser universal entre todos los partidos y sus respectivos candidatos presidenciales, es el de emprender una gestión seria y decidida para hacer más eficiente la administración del Estado, en la que cada institución tenga una real razón de ser. El Estado dominicano sufre de un gigantismo que resulta ser un lastre para las finanzas y un fertilizante para el clientelismo.
Debe haber un compromiso formal para eliminar duplicidad, dispersión y la existencia de instituciones que ya no tienen razón de ser, que no llenan ningún cometido práctico. Definitivamente, debe ser un objetivo de todo político que quiera el bien del país, luchar por la eficiencia de las instituciones públicas y eliminar el clientelismo que sobrecarga de gastos las dependencias y entorpece la marcha de los procesos.

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