Hoy 
LOYDA PEÑA
l.pena@hoy.com.do
Contrario a como es usual en víspera de elecciones, el ambiente en la Junta Central Electoral (JCE), no está cargado de tensiones.
Las denuncias sobre dislocamientos de colegios y compras de cédulas que para épocas como esta eran una constante, han desaparecido, y la afluencia de dirigentes políticos haciendo reclamos tampoco se sienten en la JCE.
Los miembros, aunque con mucho trabajo todavía, lucen relajados y seguros, y hasta los periodistas que a diario cubren la fuente, tienen tiempo para analizar el panorama político.
Los únicos que afanan en estos momentos en la JCE, son los ingenieros, arquitectos, electricistas, ebanistas, plomeros y demás trabajadores de la construcción, que en apenas semanas han transformado la estructura interna y externa de la Junta Electoral.
En la primera planta, un viejo almacén de registro fue transformado en un moderno salón multiuso con capacidad para 300 personas, equipado con mullidos asientos de felpa, aire acondicionado central, tres plasmas en los laterales, acústica y otras comodidades, desde donde serán emitidos los boletines electorales en presencia de los observadores internacionales frente al salón multiuso fueron construidas una sala de prensa con cubículos individuales, computadoras, instalaciones para equipos de televisión y otras comodidades, y otra parecida para los delegados de los partidos políticos. Ambas cuentan con plasmas para observar el cómputo electoral.
Todas las puertas, incluídas las de los pasillos fueron hechas en cristal transparente. La recepción fue remodelada con alfombra y equipada con un juego de muebles blanco, y en la pared del fondo se colocó un nuevo escudo de la JCE hecho en cristal. En la entrada frontal se colocaron dos fuentes de agua en forma de escultura.
Como es costumbre, la seguridad alrededor de la Junta Central Electoral ha sido reforzada, y además de arcos, fue colocada una máquina de rayos X.
