Un “chele” es un centavo; ya no circula; su equivalente actual tal vez es un peso, pero creo que no hay ningún artículo que pueda comprarse a dos por peso; mejor lo regalan.

La tesis de que el Estado es un mal administrador es defendida por los que siempre han aspirado a sustituir al gobierno en el manejo de los bienes públicos, especialmente los más rentables. No tengo que señalarlos, pues son los mismos que prohijaron la famosa Comisión de Reforma de la Empresa Pública (CREP) que, con un supuesto plan de “rescate” promovieron la venta de empresas con atractivos superávits como La Tabacalera y Molinos Dominicanos en momentos en que por lo menos una de ellas (Molinos) era prácticamente un monopolio con grandes ganancias garantizadas. Por eso todavía algunos elogian y aplauden el éxito de ambas “transacciones” porque fueron multimillonarios regalos al sector privado que nunca quiso los  aproximadamente 20 esqueletos de las otras empresas estatales.   

Ahora se está repitiendo lo frustratorio y “tolloso” de los gobiernos como administradores para justificar la venta de la  Refinería de Petróleo y las distribuidoras de electricidad, dos de los pilares de la economía criolla que desean controlar los pulpos insaciables del sector privado. Hay más de un ejemplo de eficiencia estatal cuando se despolitizan las instituciones y se impone la honestidad. Que esos ladrones congénitos dejen el cuento de “mal administrador” y digan claramente cuál es su objetivo: “Apoderarse de todo lo que genere riquezas en el país, comprándolo a dos por chele y tener un pueblo lleno de hambre, miseria e ignorancia que no pueda levantarse para reclamar justicia social y verdadera democracia”.