A Estados Unidos le espera un  estancamiento como el de Japón

A Estados Unidos le espera un  estancamiento como el de Japón

Clive Crook
El estancamiento de la recuperación de Estados Unidos origina grandes y atemorizantes interrogantes. Después de una recesión, esta economía por lo general hace que la gente vuelva rápidamente a trabajar, pero no en esta ocasión. El progreso es demasiado lento, el asunto no es tanto cuándo América retornará al empleo total, sino lo que significará el empleo total en el momento en que este llegue.

La administración piensa que el ritmo de la recuperación se elevará pronto. La semana pasada el presidente Barack Obama llamó a la lentitud extrema “un bache en el camino”. Otros piensan que la depresión persistirá y que puede empeorar, pero también temen que no pueda ser descartada.

 Una alarmante posibilidad es que las características de E.U. se han basado en impulsar el crecimiento en el pasado, la flexibilidad del mercado laboral, el rápido crecimiento en la productividad, y puede haberse vuelto tóxicas.

Si E.U. tiene mala suerte, las características vistas anteriormente como fuerzas distintivas son ahora debilidades, y una “década perdida” de estancamiento, como la de Japón de los años 90, puede estar adelante.

La opinión principal es más optimista y va como sigue. La recuperación en el primer semestre del año fue débil, pero los factores temporales o especiales que se culpan son: el mal clima, el calendario de gastos de defensa, la eliminación gradual del apoyo fiscal, el terremoto japonés, el aumento del petróleo, las preocupaciones sobre la deuda europea, y así por el estilo.

Todos estos factores juntos podrían haber reducido 1.5 puntos porcentuales del crecimiento en la primera mitad de este año, rindiendo un débil 2%, que es demasiado lento para hacerle un hoyo al desempleo.

Algunos de estos factores podrían desaparecer en el segundo semestre, dejando que la tasa de crecimiento se recupere entre un 3 y un 5%. Eso sería decepcionante, pero con mucho terreno para compensarlo, a pesar del hecho de que el desempleo esté bajando, aunque muy lentamente. Incluso los optimistas reconocen que tomará tiempo para que los consumidores reduzcan la deuda a niveles confortables, a fin de que el mercado inmobiliario se estabilice, y para que sean resueltas otras réplicas de la Gran Recesión. Pero, al final, la economía rebotará y cerrará la brecha que existe entre la producción actual y la potencial.

El fuerte crecimiento de la productividad, que refleja la famosa habilidad de la economía de E.U. de reducir prontamente los empleos, es central en todo esto. La producción potencial está creciendo aún cuando la producción actual y el empleo tartamudean. Esto duele ahora, según reconocen los optimistas, pero cuando las condiciones mejoren los trabajadores serán recontratados.

Un mercado de baja fricción es rápido en realizar contrataciones como también los despidos, y las compañías americanas rápidamente asumirán la falta una vez que las condiciones lo permitan. Al final, el excepcionalismo del mercado laboral proporcionará nuevos empleos y un fuerte crecimiento como en el pasado.

Pero, ¿será verdad? Dos cosas pueden funcionar de manera diferente esta vez. Primero, desde que la recesión fuera inusualmente profunda y la recuperación inusualmente lenta, E.U. está experimentando inusitadas tasas de desempleo a largo plazo. El desplome inmobiliario y su plaga asociada a las acciones negativas agravan esto haciendo más difícil que los desempleados se muevan para encontrar empleo. El desempleo a largo plazo mina las capacidades y la empleabilidad. El desempleo estructural está seguramente cada vez más cerca de los niveles europeos. América no ha estado así antes.

Como señaló recientemente el columnista Martin Wolf de Financial Times, después de una recesión como esta se puede dar el caso de darle la bienvenida al bajo crecimiento de la productividad si esta mantiene más gente en trabajo. Es mejor extender el malestar reduciendo la jornada de horas de trabajo, él argumentó, antes que reducir los empleos. En un nuevo documento, Robert Gordon de la Universidad de Nothwestern esencialmente expone el mismo punto. Él muestra que en el siglo pasado el mercado laboral de E.U. se había vuelto marcadamente más excepcional, más organizado en torno al “trabajador desechable”. El pensamiento de gestión y las uniones decadentes han guiado a fricciones cada vez menores, mientras que los subsidios del desempleo y la regulación han hecho más unidos los mercados laborales de Europa. La gran recesión y su origen en el desempleo a largo plazo son una evaluación severa de lo que una vez fue visto como la fuerza distintiva de la economía de Estados Unidos.

El segundo peligro también funciona a través de la productividad, pero surge del rol de la deuda en este ciclo.

Suponga que se incrementa el suministro de trabajo, o que se elevara la productividad. Inicialmente, los precios tenderían a bajar. Si las tasas de interés nominal se quedan en cero, la tasa de interés real y la carga de deuda subirían. Esto dirige a los consumidores apalancados a reducir el gasto. La demanda no es sólo muy lenta en responder: la economía se contrae.

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Forma extraña

1. Bajo circunstancias como las de hoy, con los hogares tratando de reducir la deuda con las tasas de interés en cero, las economías pueden comportarse de forma extraña.

2. En un documento del año pasado, Paul Krugman de Princeton y del New York Times, y Gauti Eggertsson del Banco de Reserva Federal de New York llamó la atención sobre la posibilidad de una “paradoja de trabajo”. De manera que si  alguien trata de ahorrar más, la economía se constriñe.

 3. Una recuperación que esté gradualmente mejorando llevaría las cosas a la normalidad. Las capacidades de Estados Unidos serían fortalezas otra vez. Pero una depresión prolongada podría estar reforzándose ya que los consumidores todavía no están por encima de sus deudas.

4.  Algunos dirían que esto ya ha comenzado, de ahí la lentitud. Los optimistas dicen que no, que todavía no, y mejor será que estén en lo cierto.

Bancos más grandes enfrentan nueva represión de capital

Brooke Masters y P. Jenkins

En Londres

Los reguladores planean un sistema de recargo escalonado o por categoría; las 30 instituciones más grandes del mundo son las más afectadas.

Los reguladores globales están a punto de fijar un nuevo régimen escalonado sobre los requerimientos de capital adicional para alrededor de 30 de los bancos más grandes del mundo, en un último esfuerzo por asegurar que la próxima crisis financiera pueda ser contenida.

Los reguladores planean colocar cada institución en un “grupo” que lleve un recargo particular basado en el tamaño del banco, su alcance global y la complejidad estructural, además contemplando si otros bancos pueden absorber su negocio. Los bancos podrían moverse entre las categorías  cuando cambien de tamaño, estructura, y apetito de riesgo.

Al menos ocho bancos, tres de E.U. y cinco de Europa, están siendo afectados por los recargos de capital de un 2.5% de sus activos, ajustados por el riesgo, por encima del mínimo fijado en el Basilea III de un 7% por parte de los reguladores globales el año pasado. La lista es un esfuerzo informal para forjar un compromiso global y no ha sido formalmente circulado.

Si las ideas son adoptadas, Citigroup, JPMorgan, Bank of America, Deutsche Bank, HSBC, BNP Paribas, Royal Bank of Scotland y Barclays tendrían que mantener las proporciones de capital de primer nivel de un 9.5%, de acuerdo a tres personas con conocimiento de las discusiones.

Goldman Sachs, Morgan Stanley, UBS y Credit Suisse estarían en la próxima categoría inferior, enfrentando un recargo de un 2% y una proporción total mínima de un 9%.

Otros 10 a 15 bancos es posible que enfrenten recargos que oscilan desde un 0.5% hasta un 2% como parte del esfuerzo para hacer que las “instituciones financieras globales  sistemáticamente importantes” sean más capaces de recuperarse.

Estos bancos son considerados tan grandes e importantes para la economía global que probablemente tendrían que ser rescatados por los contribuyentes si llegaran a  tener problemas.

Según ha sido delineado, hay un “grupo vacío” por encima del nivel más alto que conllevaría un recargo de al menos un 3%. Su objetivo es servir como un importante “elemento disuasorio” para el comportamiento de riesgo.

Las personas involucradas advirtieron que la lista queda fluida. Algunos países han rechazado la propuesta formal anterior que habría impuesto recargos aún más altos.

Los reguladores deben reunirse en Suiza a finales de la próxima semana.

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Dura legislación

1. Una fiera legislación está todavía ocurriendo y los bancos han sido categorizados usando data que no refleja algunos de sus esfuerzos por reducir el riesgo y deshacerse de los activos.

2.  Los bancos que se han contraído dramáticamente, como Citigroup y RBS, pueden desplazarse hacia abajo.

3. Los negociadores japoneses y franceses también están luchando por mantener a Crédit Agricole, Société Générale, Mitsubishi UFJ, Mizuho y Sumitomo Mitsui fuera de las categorías primarias, así que la clasificación final todavía no está clara.

4. Los reguladores todavía están argumentando sobre cuanto del recargo tendría que ser en acciones, y a qué extensión el capital contingente, los bonos que se convierten en acciones en una crisis, sería un sustituto aceptable.

VERSIÓN AL ESPAÑOL DE ROSANNA CAPELLA

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