A estas horas, lo ideal sería que mañana nada sea igual…

A estas horas, lo ideal sería que mañana nada sea igual…

Muchos, no hemos perdido la fe, de virar este país de arriba hacia abajo, vaciarlo de sus mentiras y tratar de reconquistar ese espacio de cuando pensábamos que era posible borrar con la justicia necesaria aquel panorama desolador entre vida urbana y vida campesina. Desde las primeras elecciones libres luego del ajusticiamento de Trujillo, han pasado 42 años, justo es decir )qué han heredado desde entonces las nuevas generaciones.?

Quizás un poco de libertad forzada, acotejada en su memoria débil de tantos años de crímenes a conveniencia, robos en el erario, revestidos de una impunidad certera y celebrada en la fastuosidad y el boato, de los que sí pueden robar y exhibirlo porque tienen licencia para ello.

A estas horas, cuando parece que lo ético es un chiste de mal gusto, que no es posible ofrecer esa posibilidad como vía fuerte y alternativa, reflexionar y rebelarse es sano, positivo y prometedor.

Porque algo hay que hacer en las urnas, si al menos son respetadas.

No tengo entusiasmo de personajes, no me animan liderazgos, no tengo por qué inventarme una Autopía@ de todos los spot publicitarios de la campaña, la ilusión política inocente de cambios y virar la tierra de una vez, llega cansada al 16 de mayo del 2004 porque un recio pesimismo sucede a otro, un voto de castigo, frenético, sucede a otro…

Hay quienes han confundido el momento político perdiendo de vista que esta vez el cuentazo del camino malo y el camino bueno, no existe, porque justamente en el 2000, Ael camino bueno@ mostró el plumaje y fue castigado.

Pero la madeja de intereses entre el otrora camino malo y camino bueno se entrecruzaron, negarlo ahora es una burda mentira, ahí descubrimos entre montajes teatrales y medias verdades y medias mentiras, que detrás de nuestras ingenuidades políticas de luchas éticas y ciudadanas, hay pactos y dinero, que en la política clandestina tienen rostros y que los representantes de nuestro poder político, según circunstancias, tienen tantas caras como Lon Chaney, el famoso actor del cine mudo conocido como el hombre de las mil caras…

Lo que la realidad muestra para los nuevos votantes no es la misma que podemos ver los que hemos luchado contra la ignominia de las reelecciones sucesivas de Balaguer y sus cohortes, hoy en proceso de renovación deportiva…

Un principio básico ampara mis reticencias: lo que no era válido para Balaguer y sus antiguos matones y adláteres (algunos hoy de próceres victorioso como aliados del PLD) no pudo ser válido para Leonel Fernández en el 2000, aquel intento de reeleción desestimado con cautela, tampoco me parece válido hoy para el honorable presidente de la República, ese principio es el mismo para todos. Que nadie me vanga a inventar historias pendejas, que nadie me recomponga la historia, que nadie me invente un principio como cuento de Hadas para tarados, porque detrás del empeño hay mucho dinero y mucha compra de conciencia, y muchas ofensas, y doblegamientos inexplicables.

Las transiciones políticas bien llevadas limpian los restos del autoritarismo y los letales residuos de pretensiones tiránicas, no es el caso de la República Dominicana.

Donde a veces las negociaciones sobre el poder son más para el atraso democratico y ético que para el avance social transformador.

Los actores que debieron limpiarla, la transición, para que llegara a un final aceptable, ambos, la traicionaron.

No es el momento de ese debate, pero todas estas distorsiones actuales tienen que ver con esas visiones retardadas, propia de los países cuyas fuerzas sociales y civiles con cierta vocación ética, se vieron avasalladas por un conjunto de formaciones partidarias a quienes les faltó idealismo y vocación de país, para trascender todo el estado de cosas que ahora vivimos.

Y aclaro: la culpabilidad es selectiva, porque no todos somos culpables. En esas airadas declaraciones de culpabilidad global, los actores responsables pretenden escudarse en la culpabilidad colectiva, para una vez más, cubrirse con la gracia de la impunidad como arcadia intocable.

Y yo no escribo aquí para los que están en el juego de los spots publicitarios y las caravanas políticas, en el E= Soñando que están o en el E= Pa Fuera que van, merecemos algo más que estas escaramuzas de slogan, que hacen llegar la sangre al río, como si fuera una batalla que cambiaría la faz de la tierra.

A estas horas, no me hago ilusiones de nada, pero tengo la sucifiente lucidez todavía para saber que soy de los que quiere seguir viviendo en este país como siempre lo he hecho: con mi conciencia tranquila, en el entorno de mis amigos, haciendo mi trabajo habitual, diversos: los que así pensamos iremos a la urna con una profunda conciencia crítica, teniendo memoria de las propuestas no propuestas, de los debates no debates, de las mentiras de medio pelo, de las insensibildades manejadas como chistes pendejos revestidos de oficialidad, de las declaraciones inoportunas y zahirientes…

No sé si para ir a votar habrá que ser un hombre de pantalones, como ya retrataba una honorable señora, porque la maldita degradación de este país ha llegado a un extremo en que para ser mal educado y grosero con las mismas mujeres, también hay que tener pantalones, lo irónico de eso es que justamente una agraviada pública, era quien hacia el perfil de los hombres con pantalones…

A estas horas, los de mi generación llegan a las urnas quizás con el alma rota, pero no sin espíritu de lucha.

A estas horas, lo ideal sería que mañana nada sea igual…

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