A Euri Cabral

A Euri Cabral

M. DARÍO CONTRERAS
Pensaba enviarle una carta a usted, a quien no tengo el gusto de conocer, pero dado su alto perfil en la sociedad dominicana como comunicador y analista de noticias, decidí hacerlo de manera pública. Toda persona sensata, entre las que me atrevo a incluirme, ha condenado el alevoso atentado contra su vida ocurrido recientemente.

Y muestra de esto es la gran cantidad de artículos, editoriales, declaraciones, mensajes y cartas que han expresado pesar e indignación ante el, afortunadamente, frustrado atentado. Y no es para menos, pues considero que la mayoría que le hemos escuchado apreciamos su fina inteligencia y responsables comentarios, aunque en ocasiones no compartamos los mismos. Y uso la palabra responsable para no decir valientes y osados, pues estoy de acuerdo con usted en que, más que pretender ser o jactarse de bravucón, está el valor de ejercer nuestra misión y compromiso con responsabilidad, algo no muy común en nuestro medio. Con razón dijo George Bernard Shaw, «No busquemos solemnes definiciones de la libertad. Ella es sólo eso: Responsabilidad».

Sabemos que la democracia se nutre de las acciones de hombres libres. Según el psicólogo Erich Fromm, sin embargo, en su obra «El miedo a la libertad», el ser humano tiende a sucumbir ante el autoritarismo y los despotismos por no ejercer su derecho a expresar lo que siente o cree, prefiriendo una seguridad conculcada a la libertad de acción. Por tal motivo, es tan crucial que en las sociedades democráticas cuenten con personas dispuestas a ejercer el análisis y la crítica que la mayoría no se atreve a externar públicamente. Esto, a mi modo de ver, es lo que hace tan importante el papel del periodismo responsable, que es el que usted, en mi opinión, ha ejercido hasta la fecha, así como sus compañeros de programa radial «El gobierno de la mañana», a pesar de ciertas reservas por el uso de palabras consideradas indecorosas y groseras.

Estamos seguros de que el suceso del atentado le ha hecho reflexionar profundamente sobre su vida y profesión. Como cristiano, probablemente ha buscado consuelo en las enseñanzas de Jesucristo, aquél que por decir su verdad entregó su vida y nos enseñó que «solo la verdad os hará libres», pues las escrituras cristianas nos enseñan que la libertad y la verdad son consustanciales. No se puede hablar de verdadera libertad donde impera la mentira. Y es la labor del que orienta la sociedad el blandir la verdad de los hechos, así como es responsabilidad del analista revestirse de la armadura de la verdad para que sus comentarios sean justos y acertados.

La sociedad dominicana experimenta tiempos difíciles y exige líderes y orientadores creíbles y confiables, que nos conduzcan por el camino para sacarnos de una profunda crisis económica, unida a una crisis de valores aunada a una creciente ola de violencia y de actos delincuenciales. Dos de nuestros principales partidos políticos también se encuentran en crisis. Tan o más importante que las medidas económicas que nos libren de nuestras penurias, se encuentran las orientaciones de aquellos que con sus ejemplos y acciones responsables señalen el camino hacia una convivencia más civilizada y democrática -lo que implica tolerancia y respeto a los demás.

Señor Cabral, usted ha sido sometido a una dura prueba, al igual que las autoridades que deben velar por nuestra seguridad. Estamos seguros que el amor de su familia, el cariño de sus amigos y el respeto que se ha sabido granjear en la población le han servido de aliciente para superar los difíciles momentos por los que ha pasado. Creemos, igualmente, que usted ha salido fortalecido en sus creencias y sentido de misión en la vida. Le exhortamos a que continúe con su destacada labor periodística, para beneficio de nuestra sociedad y para la construcción de una democracia más justa, solidaria y transparente.

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