A favor de la pensión de Sixto Minier

A favor de la pensión de Sixto Minier

Fuimos los primeros en publicar que don Sixto Minier quiere una pensión. Quizás no fue idea de él, pues es un hombre acostumbrado a trabajar y a compartir lo casi nada que tiene. Pero, hay que decir que no es una mala idea y que ese patrimonio viviente merece vivir con tranquilidad los últimos años de su vida.

Don Sixto es un hombre humilde, poco apegado al dinero y acostumbrado a alimentarse de lo que produce la tierra sin mayores aditamentos. Lo que pasa es que don Sixto ha estado muy enfermo en los últimos meses y la realidad de los precios de los servicios médicos y los medicamentos le han hecho consciente, quizás por primera vez, de que es un hombre sin recursos y la atención que recibe, más la evaluación que ha hecho del servicio que ha prestado durante más de 60 años a su comunidad, más todo aquel que lo ha necesitado, le dicen que sí, que él se merece una pensión digna.

Además de lo que podamos decir para unirnos al pedido de don Sixto Minier y los que le acompañan y asesoran, queremos publicar este breve comentario del escritor Néstor E. Rodríguez que nos pareció bueno y con recursos literarios valederos y que pueden sensibilizar a las autoridades…

AUna de las novelas más conocidas del premio Nobel colombiano Gabriel García Márquez narra la historia de un anciano coronel, veterano de la guerra civil, que se pasa los días esperando una pensión que nunca llega. Don Sixto Minier no es coronel ni mucho menos un personaje de novela, por más que su longeva humanidad (ya son 84 los años que carga) pida a gritos ser fabulada.

En realidad es Acapitán@, pero no de institución castrense alguna, sino de la cofradía de los Congos del Espíritu Santo, hermandad religiosa de raíz afrodominicana establecida en la comunidad de Mata de los Indios, en Villa Mella, y reconocida por la UNESCO como Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad.

Lo que ha venido a hermanar a don Sixto con el protagonista de una novela son dos cosas. Una, que está enfermo; la otra, esa estoica espera por un estipendio mensual de parte del gobierno. Honrarle con una pensión es un deber que los responsables de legislar en la sociedad dominicana no tienen por qué pasar por alto. Después de todo, gracias a la dedicación de este señor se ha preservado una de las tradiciones culturales más importantes del país@.

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