A Fidel, a los Bush y sus pares se les haría muy difícil …

A Fidel, a los Bush y sus pares se les haría muy difícil …

Consensual un encuentro histórico, reunirse en una Cumbre de mandatarios en Panamá o cualquier otra parte, estrecharse las manos y saludarse como si nada hubiera pasado, con palabras propias del lenguaje político, demagógicas cargadas de cinismo y mentiras.

El orgullo, la tozudez, el radicalismo a ultranza de Fidel, Comandante en Jefe de la Revolución Cubana antiimperialista, nunca menor que el orgullo, la tozudez, el radicalismo y la imbecilidad de los Presidentes Bush, padre e hijo, de Ike, Johnson, etc. empoderados de la unipolaridad de su poderío político, del anacrónico capitalismo del Siglo XIX reforzado por el neoliberalismo y la globalización, siendo honestos en sus creencias, mal podrían el uno confesarse “admirador” del otro, y desvincular a Norteamérica de las sanciones injustas sufridas por el pueblo cubano por más de 50 años, las incursiones armadas, los numerosos atentados criminales contra Fidel, en vano intento por doblegarlo y destruir las conquistas sociales de su Revolución; y el otro representante, primer gobernante negro que ocupa la Casa Blanca, Nobel de la Paz que sigue por herencia la política guerrerista de sus antecesores, declarar, desde lo alto de su estatura física, que “Cuba no es una amenaza”, como si alguna vez lo fuera, como nunca lo ha sido Venezuela ni las demás naciones latinoamericanas luego de liberarse del yugo colonial y alcanzar su independencia y soberanía nacional.

Entrado el Siglo XXI, esa enemistad tormentosa entre dos pueblos vecinos, de desigual desarrollo económico y militar, separado apenas por 90 millas de distancia, algún día tiene que terminar. Bueno es que termine sin rencores, con respeto absoluto a la autodeterminación, a los tratados internacionales que rigen o deberían regir para parar a las grandes naciones “civilizadas”, donde sigue primando la lucha por el predominio del poder político, económico, cultural y religioso, las guerras impiadosas que destruyen millares de vidas humanas inocentes en lucha desigual contra el poder agresor que con mentiras y falsas excusas invade y se apropia del destino y riquezas ajena nombre la democracia y la libertad, en franco menosprecio de los principios universales de convivencia pacífica, confraternidad, solidaridad con los pueblos desposeídos, del “amaos los unos a los otros” tan olvidado.

La verdad imbatible sea dicha: la hegemonía de las grandes potencias, particularmente Estados Unidos, nunca ha contribuido a la paz mundial, a la libertad y el derecho de los pueblos, independiente de sus problemas internos, de librarse del flagelo de las enormes desigualdades socio-económicas, de la iniquidad y la pobreza, “en un mundo globalizado e injusto donde “el 1% de la población tiene lo que el 99% necesita” para vivir con dignidad.

Ojalá los cambios de transición “abran una nueva era en el hemisferio”, de acercamiento y respeto mutuo. Se necesitará mucha paciencia, tolerancia y buena voluntad. Es lo deseado, lo justo y necesario. Bienvenido sea el encuentro de Cuba con Norteamérica y otros muchos más con mayor verdad y menos cinismo.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas