LUIS R. SANTOS
Recientemente, en su programa Con Freddy y Punto, Freddy Beras Goico dedicó todo el tiempo del espacio a reflexionar sobre la violencia y la consecuente crisis de inseguridad que nos abate. Freddy y su equipo hablaron de la zozobra a que estamos sometidos los dominicanos cotidianamente.
Recibieron llamadas de gente muy preocupada por la crisis de terror que se apoderado del corazón nacional y clamaron para que el gobierno tome medidas efectivas contra el mal. Durante el cruce de llamadas y conversaciones entre Felipe Polanco, Socorro Castellanos y Luisín, Freddy intentó explicar las causas de la violencia que trae la inseguridad.
Quería, durante el programa de televisión, dar mi versión sobre las circunstancias históricas que nos han convertido en lo que somos, una sociedad aterrorizada, a merced de la delincuencia común. De la otra delincuencia, de la llamada de cuello blanco, hace mucho que estamos a merced.
Pues bien, Don Freddy: esa delincuencia que nos azota tiene muchas causas y muchos responsables. Empezaremos por citar a los que entiendo tienen mayor grado de responsabilidad: los partidos políticos y sus dirigentes. Hemos visto cómo a lo largo de estos últimos cuarenta años, nuestros políticos no han sido capaces de articular un verdadero plan de desarrollo que tenga como base a la educación, como vía más idónea para salir de la marginalidad, que es la causa número uno en la generación de delincuencia.
En los primeros doce años de Balaguer se crearon leyes para incentivar a la industria y al turismo, pero la educación siguió siendo relegada. Vienen los gobiernos del PRD a partir del año 1978 hasta el 1986 y vemos que los males sociales aumentan; hay un avance significativo en materia de derechos humanos y en otros campos de la democracia, pero el panorama se complica con un cambio del modelo económico. La producción agropecuaria empieza a ser menos importante para generar divisas y en los campos se empiezan a perder empleos. Ahí surge uno de los mayores responsables de la situación que nos agobia: las grandes migraciones de gente del campo hacia la ciudad, con todas sus consecuencias negativas.
Vuelve Balaguer, llega el PLD, vuelve el PRD y vuelve el PLD y la situación social y económica empeora. Y seguirá empeorando porque el Estado no tiene capacidad para enfrentar la situación, y no tiene capacidad porque no dispone de los medios, y no dispone de los medios porque el dinero que le quita a los ciudadanos, en gran medida, se usa para pagar la nómina de las empresas que se llaman PRD, PRSC y PLD con sus pequeñas empresas satélites: PQD, BIS, UDC, PLE, FNP, UD, PTD, entre otras. Tampoco dispone de los medios económicos porque los jefes de los gobiernos se han quedado y que quedan con un alto porcentaje de dinero del Estado a través de las comisiones por compras, la asignación de obras grado a grado, de las sobrevaluaciones, el dispendio en actividades politiqueras, entre otros.
Entonces hay que concluir en que los mayores responsables de la situación son Balaguer, Antonio Guzmán, Salvador Jorge Blanco, Leonel Fernández e Hipólito Mejía y todos los dirigentes que les han acompañado.
La delincuencia que nos azota también es responsabilidad de los grupos de poderosos de este país que han acumulado fortunas por diferentes vías y que no han sido capaces de entender que las grandes desigualdades sociales engendran marginalidad con sus fatales consecuencias. Y no es justo que quince grupos económicos se embolsillen el 90% de las ganancias que produce la economía nacional. No han entendido que si nuestro país sigue así, no podrán disfrutar de sus fortunas. Por eso nos meten en una lista de estados fallidos. La delincuencia que nos azota, don Freddy, no podrá ser enfrentada con éxito porque el narcotráfico ha penetrado todas las esferas del poder nacional: los partidos, a las fuerzas armadas, la policía nacional, a los medios de comunicación, al mundo empresarial e incluso a la justicia.
La delincuencia nos seguirá azotando porque no supimos mirar con tiempo hacia esos antros de pobreza, hacia esos semilleros de futuros delincuentes, que crecen sin padres y a veces hasta sin madres, en covachas inmundas, en donde reciben también los bombardeos de los medios de comunicación promoviendo las bondades de Punta Cana, Bávaro, Miami, de los BMW, de los Mercedes, de los Toyota Lexus. Y ellos también tienen derecho a soñar.
Los medios de comunicación, los intelectuales, que se han apandillado en los partidos políticos para que también les toque parte del reparto, también tienen una gran responsabilidad en lo que acontece hoy día.
Esto no significa, don Freddy, que no haya nada que hacer. Su programa es una iniciativa válida para movilizar a toda la sociedad; pero esta iniciativa resultaría fallida y terminaría siendo un paliativo si sólo pretendemos bajar los índices de delincuencia con métodos represivos. Hay que poner en práctica proyectos a mediano y largo plazo que tiendan a enfrentar las raíces del mal. Y hacer mucho ruido para que los políticos y los grandes dueños de capitales sepan que las cosas no pueden continuar de esta manera.
Finalmente, don Freddy, le propongo iniciar una serie de debates sobre el tema, en donde participen todos los actores envueltos en la problemática, y al final, como se ha estado haciendo en México, realizar una gran marcha de ciudadanos y ciudadanas exigiendo su derecho a vivir en un clima de menos sobresaltos. Usted tiene la credibilidad y la fuerza moral suficientes para iniciar esta labor. Muchos estaremos acompañándole.