POR AMABLE LÓPEZ MELÉNDEZ
Los finales del 2004 y los inicios del 2005 han sido realmente tristes para una parte considerable de los habitantes del globo terráqueo. Se sabe que el impacto del Tsunami asesino que sacudió los océanos de la India, Sri Lanka, Tailandia, Indonesia y otros diez países del sudeste asiático, llegó a alterar ligeramente la posición del eje de nuestro planeta y, hasta ahora, el desastre viene dejando un balance trágico que incluye más de 150.000 seres humanos muertos, miles de personas desaparecidas, miles de millones de dólares en pérdidas materiales y patrimonios culturales, tales como la extinción de tribus o etnias aborígenes que se encontraban en condiciones y circunstancias especiales de supervivencia.
La «Guerra de Irak es la Guerra de Bush. La Guerra del Miedo de la Extremaderecha que gobierna los EE.UU.», escriben sobre las azoteas los demócratas norteamericanos que activan y la pasan muy bien en el Soho y en el East Village de Nueva York. Y, precisamente, antes, durante y después de la visita de las «olas asesinas» al Sudeste de la humanidad, el Medio Oriente sigue perversamente signado con la sangre del terror, del militarismo y de la inocencia.
Hasta ciertas zonas de las costas del Indico africano llegaron las aterradoras olas del Tsunami. Pero, nada más grave que la persistente situación de hambruna, insalubridad y total inseguridad física que toca a más del 70% de su población, podría sucederle en estos días a la Madre Africa. Mientras tanto, en América Latina y el Caribe las fuerzas de la naturaleza parece que no son tan aniquiladoras como la corrupción generalizada, el narcotráfico, la explotacion infantil, el autoritarismo, la ostentación y la endémica y miserable práctica de la politiquería.
En efecto, en estos instantes poshumanos resistimos como criaturas frágiles, «al borde del asombro»-al decir de Paco Rodríguez. Habitantes de un mundo desgarrado. Prisioneros de la cultura de la muerte, de la violencia, del miedo, del oprobio y del estupor globalizados. Ante tales instantes y ante la inminencia del séptimo año de este espacio de AREÍTO dedicado a la proyección de las más avanzadas manifestaciones artísticas dominicanas contemporáneas, se impone reafirmar nuestra apuesta en favor de las nuevas prácticas artísticas como vías privilegiadas del diáogo y la solidaridad entre las individualidades, los pueblos y las culturas que definen la rica diversidad planetaria.
Nuestra apuesta en favor del arte como hecho solidario o como medio expresivo y efectivo de sanidad mental nos obliga a citar nuevamente a William Blake cuando, hacia finales del siglo XlX, preveía que: «Degradado el arte, negada la imaginación, la Guerra gobernaba las naciones» y otra vez también al maestro Ernesto Sábato cuando, precisamente, en estos umbrales del tercer milenio, nos advierte que: «la gran verdad sólo proviene del arte». ¿Acaso no será por estas razones y esta última posibilidad que sucede el hecho de que es siempre el producto de la imaginación creadora elegido como la más auténtica muestra de riqueza cultural y espiritual por parte de los países económicamente más desarrollados en sus políticas de intercambio y convivencia pacifica con las demás naciones civilizadas?.
Asimismo, en esta primera entrega del 2005 se impone registrar la actitud lúcida y comprometida que caracteriza a la mayoría de los responsables de sostener con vitalidad la imaginación como práctica creadora, crítica y reflexiva en Santo Domingo. Las imágenes que ilustran esta nota son obras de los artistas emergentes Rosalba Hernández, Gerard Ellis, Luis Reyes Guzmán, Limber Vilorio, Guillermo Gutiérrez y David Pérez, quienes finalizando el 2004 se encontraron para estrechar relaciones, dialogar y mostrar sus reacciones simbólicas de más reciente factura en la sede del «Taller 7+1», ubicado en la Suite 608 (sexta planta) del Edificio Conde 15, Calle El Conde #105, Zona Colonial.
Para la feliz realización de este encuentro, sus organizadores, encabezados por Gerard Ellis y Rosalba Hernández, contaron con el apoyo de la Alianza Francesa en Santo Domingo y de la Embajada de Francia en la República Dominicana. Ellos exhibieron pinturas, esculturas, dibujos, instalaciones, fotografías, videos y performances. En resumen, se puede decir que en esta cálida, íntima y furtiva actividad, los emergentes se desbordaron con talento, entusiasmo y energías positivas, llevando «A la Sexta» una selecta muestra del penúltimo arte dominicano y un concierto de música alternativa con el grupo local «Batey 0». El ya reconocido Pascal Meccariello también se integró a la actividad, presentando uno de sus más depurados e implicantes trabajos a través del medio del video. ¡Gracias, Gerard, Rosalba, Pascal, Reyes, Limber, David y Pascal, por persistir y resistir avivando la chispa de la espiritualidad en estos instantes de cuestionable opulencia y espantosa desolación!