El tiempo irremediablemente pasa, todo plazo ha de cumplirse, mientras tanto los minutos se convierten en instantes que el pasar de los segundos convertirán en historia. Historia que en el futuro tendrá que contarse para sonreír o por el contrario para lamentarse. Como el tiempo obligatoriamente pasa; el momento de presentar por parte del gobierno, la tan cacareada reforma fiscal, ha llegado.
En tal sentido, hoy será un “lunes reformado”, por un lado el gobierno estará anunciando su necesaria reforma fiscal, mientras por otro lado el oficialismo en el congreso, cocina a todo vapor la reforma constitucional del Presidente Luis Abinader. He dicho y lo repito en mis breves letras de hoy que, lo que abunda no daña y que la reforma constitucional de Abinader, no es meramente necesaria, porque dicha reforma redunda en hitos que se dan por establecidos, pero es la primera vez que se reforma la constitución para que un presidente no la use a su antojo.
Por lo tanto, el asunto de la reforma constitucional y la reforma al gasto público con la eliminación y fusión de algunas instituciones gubernamentales, son gestos… gestos que sirven como alfombra roja, para colocar sobre ella el “paquetazo fiscal” que nos viene encima a los contribuyentes. La especulación sobre las medidas que tomará el gobierno, llega hoy a su fin, puesto que el momento de saber lo que habrá, llegó. Entre las medidas que se tomaran, supuestamente están: Pago de impuestos a compras por internet menores de 200 dólares; ampliación de la base impositiva; eliminación de exenciones fiscales (se habla de la ley de cine, turismo), más impuestos a las bebidas alcohólicas y al tabaco, entre muchas otras más.
Asimismo, el gobierno ve como una necesidad impostergable, la captación de más recursos para evitar una crisis mayor. Es por esto, que entre los argumentos para presentar la reforma fiscal, están: sanear las finanzas públicas, reducir la deuda, asegurar los recursos para educación, salud, seguridad y la construcción de infraestructura necesaria para nuestro desarrollo. En el caso particular de esta última (las obras), debo traer un dato a colación: el 88% del presupuesto para 2025, irá a gasto corriente del corriente, y sólo el 12% para gasto de capital (obras de infraestructura), vamos a ponerle números a eso y a comparar el presupuesto 2024 y 2025 en este sentido. En el 2024 el gobierno asignó para gasto de capital 206,729.80 millones de pesos y para 2025 tiene asignado 178,353.7 millones de pesos, lo cual significa una reducción de 28,000 millones para obras. ¿Y entonces?
Ya llegamos pues, al dia donde sabremos que tiene “la ley de modernización fiscal”…
Llegó ella, la fiscal y no Yeni Berenice, aunque en estos días ella tiene mucho trabajo cazando camaleones.