A las sufragistas también les preocupó la decisión de las mujeres sobre su cuerpo

A las sufragistas también les preocupó la decisión de las mujeres  sobre su cuerpo

Hace 85 años Delta Gutiérrez abogaba por respeto a los derechos de la mujer

Si bien la conceptualización — y demanda de reconocimiento— de derechos sexuales y reproductivos comienzan a ser AGENCIA del movimiento feminista en medio de la llamada «segunda ola», entre las décadas de 1960 y 1970, la preocupación por la carencia de libertad para decidir sobre el bienestar de sus cuerpos, también la tuvieron sufragistas de Occidente, de Europa y las Américas, quienes fueron parte de esa revolución del siglo XX, que significó la conquista de la ciudadanía.

Desde 1926 — algunas feministas de nuestro país— mostraron preocupación por la desprotección en que se encontraba la maternidad, de hecho, eso conllevó a que Evangelina Rodríguez creara «La casa de la maternidad» en la localidad de Villa Providencia, San Pedro de Macorís, la cual operó también como una escuela para que las mujeres aprendieran sobre su salud sexual y reproductiva.

Luego aparecen las argumentaciones teóricas de Abigaíl Mejía sobre el feminismo de la igualdad publicada en serie en 1932, y que tomaron la forma de «Manifiesto Feminista». En aquellos «Pensamientos feministas», Mejía hace referencia a las «miserias fisiológicas» con que los estamentos de poder esclavizan a las mujeres en alusión al cuerpo «débil» y su misión maternal.

Le preocupaba «la carencia de decisiones que poseían las dominicanas sobre el cuerpo y como este limitaba la participación en la vida pública», afirmaba que: «Tan alta misión se le atribuye, que el estorbo para que la mujer no pueda tomar parte en hacer su ley».

Ahora bien, Mejía vivió el periodo de entre guerra de 1914 a 1939, en el cual a la mujer se le atribuía — en el imaginario masculino— ser un “ente” reproductivo. Ante la tragedia de las muertes provocadas por las contiendas bélicas, es cuando ella le atribuye al sujeto femenino un rol humano vital: «La mujer no tiene derecho a quitar la vida. Ella la da», pues no eran las mujeres las que conformaban los ejércitos de jóvenes que se enfrentaban en los campos de batalla.

Para septiembre de 1935, específicamente en el Segundo Congreso Médico Dominicano, la ginecóloga Delta Gutiérrez Pereyra presentó los alcances de la legalización del aborto en Rusia, luego de la Revolución Bolchevique; principalmente establecía distancia entre lo moral y lo científico para vindicar en la necesidad que, el aborto dejara de ser una práctica oculta, pero existente, en la República Dominicana.

Aseguraba que, el método soviético era la única manera sensata de eliminar los males inevitables de la práctica ilegal. También sostenía que «la abolición (de la distinción) entre mujeres solteras y casadas ha de contribuir a destruir las causas morales del aborto», esto por el alto costo que significaba el matrimonio para ese entonces.

Gutiérrez Pereyra, en 1936, solicitó a la revista Fémina publicar integra su investigación en tres entregas, a lo cual accedió la sala de redacción para ese entonces establecida en Santo Domingo, y solamente teniendo como periodista a la maestra normal Petronila Angélica Gómez.

En definitiva, han transcurridos 85 años de la publicación de Gutiérrez Pereyra, y en l cámaras legislativas de la República Dominicana predomina el desconocimiento de los/as legisladores/as sobre esta AGENCIA pionera, que procura terminar con la clandestinidad y opresión a las mujeres para decidir sobre el derecho a su cuerpo.

Evangelina Rodríguez creó en San Pedro de Macorís “La casa de la maternidad”