A lo bueno se le cierra el paso

A lo bueno se le cierra el paso

El cardiólogo Roberto Fernández de Castro insiste en proponer un sistema de salud viable, inteligente y eficiente, en el cual el médico, las medicinas y los equipos médicos estarían al alcance del pueblo.
¿Es eso lo que necesita el país o lo que se precisa es construir hospitales, clínicas, remendar edificios o usar la cartera de Salud para comprar a familiares del titular millones de pesos en insumos?
Es difícil decidirse por cuál de las alternativas si se toma en cuenta que los pescadores ganan en ríos revueltos y organizar el sistema nacional de salud sacaría de circulación prestadores de salud que desaparecerían con el caos actual.
Fernández de Castro dice que ha llevado su propuesta a varios ministros de Salud Pública sin que haya obtenido una respuesta.
Es que se ha perdido el sentido humano del servicio del médico, muchos de los cuales anteponen su prosperidad, su buen vivir, a la atención a la persona, como si solo importara si el paciente tiene o no tiene recursos millonarios para recuperar su salud.
El cardiólogo señala que los infartos cardíacos y accidentes cerebrovasculares ocupan las principales causas de muertes en el país, consumiendo el presupuesto familiar y estatal en salud,
Según la propuesta de Fernández de Castro deben ser creados dispensarios médicos escolares en todos los centros educativos, poner en marcha un programa nacional de educación, prevención y tratamiento de esas enfermedades y “establecer centros cardio-neuro-metabólicos para ofertar servicios las 24 horas, sirviendo de puerta de entrada del sistema 911”.
Crear las clínicas de hipertensión y clínicas metabólicas digitalizadas en centros de atención primaria u hospitales, como plan piloto para ser extendidas a todo el sistema de salud con la entrega de medicamentos gratuitos a personas de riesgo moderado y alto, así como participar en los proyectos de agua potable de escuelas y hospitales y en la elaboración del menú de centros de tanta extendida.
Sugiere declarar como prioridad sanitaria nacional las enfermedades que abarcan la insuficiencia cardiaca, los infartos, los accidentes cerebrovasculares, la hipertensión, diabetes, obesidad, entre otras.
Esa propuesta inteligente, bien pensada es viable, es posible, basta con que exista la voluntad política para ejecutarla.
No es cuestión de dinero, no es cuestión de presupuesto, el dinero está, lo que hay que hacer es emplear correctamente la asignación económica que se dispone para el sistema nacional de salud, cuyas deficiencias son viejas y crecen.
Para llevar a cabo un programa como el propuesto solo falta la voluntad política, que se disponga organizar el sistema nacional de salud para que cumpla con su papel de prevención y atención primaria eficiente.
¿Usted cree que algún Ministro de Salud afilará cuchillo para la garganta de los médicos inescrupulosos?
¿Y el gobierno qué?

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