-II-
En esta segunda entrega sobre los 45 años de la fundación del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), se destaca como novedad el acto que organizó el Movimiento 30 de Junio con relación a ese aniversario, en la Casa Nacional del PLD, el domingo 16 de diciembre. En la víspera, la fecha aniversario, el Comité Central había ofrecido un almuerzo en el mismo lugar, con reconocimientos póstumos a fundadores y a personas que hicieron aportes significativos a la organización en su proceso de desarrollo. Compartimos con nuestros lectores partes de las palabras que dijimos en el evento.
Para 1973, había sectores nacionales y extranjeros que conspiraron contra la unidad del Partido Revolucionario Dominicano, que se propusieron atizar las contradicciones entre el profesor Juan Bosch y José Francisco Peña Gómez. Y lo lograron. Ahora, como en 1973, existen sectores, también nacionales y extranjeros, que trabajan y apuestan en la dirección de provocar una división en el PLD, pero desconocen que históricamente no están dadas las condiciones para ello.
Los líderes del PLD tienen plena consciencia del momento que viven la República Dominicana y el mundo. No lograrán dividirlo porque el país de hoy no es el de 1973, ni en términos económicos ni sociales ni políticos ni culturales. El PLD de hoy no es el PRD de 1973.
El PRD se había forjado en la lucha contra la tiranía trujillista y la búsqueda de las libertades políticas, pero no para las otras funciones de un partido moderno, como quedó demostrado en los diferentes procesos vividos tras el descabezamiento de la dictadura.
Fue ciclópea la labor de Juan Bosch para modernizar y transformar al PRD. Al fracasar en los diversos intentos, renunció de la organización, para fundar el PLD. En la introducción a su libro “El PLD, un partido nuevo en América”, expresa:
“Fue precisamente el atraso político del pueblo dominicano que produjo, como reacción ante ese atraso, la necesidad de crear un partido que debía operar como formador de cuadros, de hombres y mujeres nuevos en su posición ante los problemas que afectan al pueblo, o dicho de otra manera, hombres y mujeres capaces de enfrentar los males nacionales con la seriedad y la asiduidad con que lleva a cabo sus tareas la monja católica en un país africano o de América”.
En su discurso del Congreso Constitutivo Juan Pablo Duarte, del 15 de diciembre de 1973, Bosch explicó lo siguiente:
“Ningún nombre más apropiado que el suyo para bautizar el Congreso Constitutivo de un partido que aspira a terminar la obra que él comenzó cuando juramentó a los componentes de la célula inicial de la Trinitaria…” En esas palabras quedó esbozada la primera parte de la doctrina del PLD.
“A la segunda parte, -expresó- le correspondería hablar de los derechos sociales de los dominicanos…” El mismo Bosch advirtió que “terminar la obra de Juan Pablo Duarte no es una tarea fácil.”
Cinco meses después de ese histórico acto, en mayo de 1974, se celebró la Conferencia Salvador Allende, días antes de las elecciones generales de ese año. Pero Bosch y el partido estaban muy concentrados en la construcción de la nueva organización. Valoró así la trascendencia del evento:
“(…)Esa conferencia debe ser considerada, en la historia del partido, la de su verdadera fundación, porque fue en ella donde los miembros del Comité Central, de los cuales eran parte los que femábamos el Comité Político, establecieron cuáles debían ser las bases políticas y orgánicas del partido, digamos que en esa conferencia se elaboró lo que en un Estado es la Constitución. (…) los compañeros que participaron en ella deben ser considerados como los fundadores del PLD”.
En el discurso de clausura de ese evento, don Juan planteó aspectos que serían fundamentales para el desarrollo y consolidación del partido:
“Esta conferencia no se convocó para discutir problemas de carácter ideológico, sino problemas de carácter organizativo y métodos de trabajo”. Y quiso ampliar el concepto: “El método de trabajo es uno de los dos puntos que hemos escogido como tema para celebrar esta conferencia; el otro es elaboración de las estructuras orgánicas del partido”.
Así, todo el programa de formación política y cada actividad partidaria debía seguir un método y ser parte de un sistema.
En el marco del tema organizativo, se planteó lo relativo a los cuadros y la masificación:
“Que todo el esfuerzo político del Partido vaya dirigido a crear las bases para ser una fundamental fuerza de masas, con política de masas, desde una sólida organización de cuadros”.