A los nuevos legisladores

A los nuevos legisladores

MARTHA PÉREZ
Con énfasis especial en los legisladores que repiten en sus curules o reelectos, con las excepciones que nos honran que han tenido que “compartir” en colectivo epítetos descalificadores, como sanción a ciertas conductas y prácticas en la función congresional, quiero compartir con esos hombres y mujeres que a partir del 16 de agosto van a componer las cámaras del nuevo Congreso Nacional, las aspiraciones del pueblo dominicano, electores y no electores, manifiestas durante la campaña electoral del proceso que “culminó” el pasado 16 de mayo.

Me autorizo a exponer esas aspiraciones porque me fueron expresadas, y las siento por igual, durante dicho proceso como candidata a diputada por el PLD-MIU en la circunscripción 2 del Distrito Nacional, cuyo resultado muchos conocen y otros aún me felicitan.

Refiero “aspiraciones” del pueblo dominicano y no de algún sector económico, político o social en particular, porque la esperanza es la misma, aunque con distintas causas y manifestaciones, ante los problemas, necesidades y situaciones que el presente Gobierno se empeña en atender. Ese pueblo, conformado por hombres y mujeres conscientes, que ratificó la victoria del 2004 al Presidente Fernández y al Partido de la Liberación Dominicana y fuerzas aliadas, aspira a legisladores que integren un Congreso concebido como el poder del Estado sustentado en el principio de la representatividad, pero no de sí mismos sino de la colectividad, de modo que el interés y el bien común sean el principal motivo al tomar una decisión sobre planes, proyectos y programas nacionales. Que sus prioridades sean las políticas de desarrollo sostenible del país para el bienestar de la nación, sustentadas en el crecimiento económico, el equilibrio ambiental y la equidad social. Y no su interés particular sometiendo y negociando, matemáticamente, equis cantidad de proyectos de leyes, con los que pretenden ofertarse como “buen” legislador. La calidad de un legislador-a no la determina la cantidad de proyectos que elabore y someta sino la esencia y viabilidad de los mismos, en materia del desarrollo y bienestar nacional.

El pueblo dominicano aspira a que se deje de hablar de legisladores bien “motiva$os” por la aprobación de determinados proyectos. Lograr esta aspiración significaría desaparecer el funesto hombre del maletín que tanto daño le ha ocasionado a inversionistas, al país y al propio pueblo. Que los legisladores institucionalicen la misión del Congreso, que en ocasiones ha parecido estar personalizada; que sus ejecutorias reflejen la equidad de género, permitiendo mayores espacios y oportunidades a la mujer para su integración y participación activa en la toma de decisiones. Que las políticas y proyectos sean incluyentes de todos los sectores sociales, con énfasis en niñez, juventud, mujer, minusválidos, envejecientes. Que el estudio, el análisis con carácter técnico-científico y la ponderación con sentido equilibrado en lo político, económico y social, sumados a la ética pública y responsabilidad, formen parte de su mística de trabajo.

Que se contribuya con un clima de unidad y armonía tendente a evitar conflictos desnaturalizadores de la verdadera misión de ambos hemiciclos. Que no se olviden de que los alegó un pueblo que espera cumplimiento de las promesas que hicieron tras la conquista del voto; que se acuerden de los habitantes de sus respectivas demarcaciones, como parte de la sociedad dominicana, porque ya se sienten utilizados con la presencia cada cuatro años cuando acuden, de nuevo, tras el voto. Y, sobre todo, que integren un Congreso solidario con el pueblo, con el Gobierno y sus instituciones, con los sectores productivos del país, apegados siempre a las leyes vigentes aprobadas por ellos mismos, que han de sustentar sus acciones para elaborar los nuevos instrumentos de desarrollo que necesiten el país y la nación. De suerte, entre los elegidos hay muchos hombres y mujeres para llenar esas aspiraciones y para contribuir a seguir en el camino de la modernidad y el progreso. Este es el momento. Eviten desfraudarnos.

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