A los peregrinos despojados

A los peregrinos despojados

En su exquisita novela “Cuando amaban la Tierras Comuneras”, Pedro Mr, nuestro Poeta Nacional nos advierte:
“Si es verdad que la historia se repite aunque sea en un grado superior de desarrollo, entonces el viejo además de un viejo viene a ser un depósito maravilloso de repeticiones de la historia y una especie de fuente donde beber no solamente el pasado, sino también el porvenir puesto que el pasado habrá de repetirse.”
Y viene al canto esta aleccionadora verdad que, quiérase que no, viene a propósito del desventurado despojo de que han sido víctimas los Peregrinos de El Seibo, que desde tiempo inmemorial ocupan las tierras que le habían sido asignadas para sus sembradíos y cosechas a los pobladores y antiguos moradores de la comunidad de La Culebra, de El Seibo, según lo atestigua Nancy Eusebio, de la Asociación de Campesinos Mama Tingo, nacida en esos predios, al igual que otros longevos campesinos que han trabajado esas tierras amparados en el Decreto No. 485 del año 1975 que los declarara de utilidad pública.
La verdad es que se hace extremadamente difícil suponer, creer y mucho menos aceptar que el Estado nunca había tenido la titularidad de esos terrenos, cuando se da por sobrentendido que es el Estado, precisamente, por derecho natural y propio el único propietario de la tierra que ocupa la nación, y él autoriza y sanciona mediante un procedimiento técnico y judicial, quién es titular de derecho de una porción de terreno está ocupada de manera real, permanente, pacífica y no contradictoria y son reclamadas por sus ocupantes de buena fe, procediéndose al saneamiento público de la porción reclamada, que pasa por tres etapas: mensura, proceso judicial y registro de título, mediante el cual “se individualiza, ubica y determina el terreno sobre el cual se reclama el derecho de propiedad para ser registrado” previa depuración de la calidad de reclamantes.
Y más extraño resulta admitir que el hecho de que alguna persona física o sociedad comercial como es en este caso la llamada “Ganadera La Carmita” representada por los señores Pedro Varona del Toro y Pedro Guillermo Varona, habiendo supuestamente “adquirido desde el año 1988 “varias parcelas completas y una porción de terrenos en 2006, las cuales suman más de 8.7 millones de metros equivalentes a 13,946.50 tareas” según el oportuno o desafortunado informe de la Comisión investigadora que conociera el asunto, sabiéndolas ocupadas por pobres campesinos indefensos se decidieran “comprarle a terceros “la tierra deseada para su explotación, obteniendo el registro de su derecho de propiedad.
Nada más parecido al asunto de Bahía de las Águilas, donde unos cuantos vivos, de mala ralea con malas artes adquirieron playa y terrenos de la apetecida Bahía de las Águilas, siendo desmontada la falsedad por una valiente sentencia dictada por la magistrada Lic. Luisa Beard, actualmente Juez del Tribunal Constitucional.
Despojados hoy los campesinos de la Culebra como en el pasado lo fueron aquellos otros desposeídos de sus amorosas tierras “de azúcar y alcohol” ,como diaria don Pedro Mir en su poema Hay un País en el Mundo, la historia vuelve a repetirse, con menor intensidad, e igual persistencia.

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