A Magda Corbett

A Magda Corbett

CARMEN HEREDIA DE GUERRERO
Vino Madame hace muchos años, trayendo en el azul de sus pupilas un trozo de cielo de su amada Hungría y su amor a ese mundo fascinante del ballet, etéreo y telúrico, de sílfides y aldeanos. Su mayor legado ha sido, el habernos transmitido su amor inconmensurable a la danza.

Vino Madame para quedarse entre nosotros, a echar raíces en esta tierra pródiga que supo abonar con amor y trabajo. Su historia en el país se remonta al 1948, cuando inicia su docencia en aquel salón del antiguo parque Ramfis. ¡Cómo la recordaremos siempre en su ir y venir con la cabeza erguida, el porte elegante, la mirada penetrante, el bastón a la diestra golpeando con vigor el piso, al marcar el ritmo de los ejercicios! ¡Cómo olvidar ese respetable bastón cuando tocaba en las ventanas y en su incipiente castellano “Madame” decía, “quita ventana” para alejar a la muchachada que se asomaba llena de curiosidad, ávida de ver a través de los cristales lo que acontecía en aquel salón donde se ejercitaban las nacientes bailarinas!

“Madame” abría a los dominicanos el mágico mundo de la danza, y cuando en una histórica función, una noche de marzo del 1953, su escuela que contaba ya con un buen número de bailarines, presenta en el auditorio del Instituto de Señoritas Salomé Ureña el primer ballet completo montado en el país, “Una tarde en un parque de Viena”, con el acompañamiento de orquesta dirigida por el maestro italiano, Mario Carta, el camino de la danza clásica quedaba abierto para no cerrarse jamás.

La labor de “Madame” no se limitó al espacio capitalino y cuando participa con su academia en la década de los cincuenta, en las “Jornadas culturales de Bellas Artes” tiene la oportunidad de llevar su arte a los pueblos del interior.

Durante sus largos años de labor, una gran cantidad de bailarines emergen de su academia dando continuidad al arte de la danza en nuestro país, desde nuestra primera “Prima ballerina” la legendaria Ruth Garrido, hasta Michel Jimenes, la última gran figura moldeada por “Madame”, toda una historia de entrega y logros, ha sido escrita por esta gran mujer y maestra.

Haber compartido con ella durante tantos años, es haber apurado la savia de su sabiduría, su inmensa cultura, es haber aprendido a valorar la belleza, la solidaridad sin reservas, es haber recibido su amor y habernos contagiado de su optimismo que la hacía reponerse ante cualquier adversidad, y que ella sintetizaba en una frase que repetía con frecuencia: “a pesar de todo, la vida es bella”… sin embargo, con el tiempo, ya al final de su jornada, cambió su célebre frase por una más profunda y reflexiva: “a pesar de todo, la vida es interesante”.

Magda Corbett vino para quedarse, y aquí deja a sus grandes amores, su hijo Alex, Inés, la hija que supo ganarse, y a sus nietos amados. A ellos van nuestras sentidas condolencias.

“Madame” en este momento, esta tierra que escogiste como tuya, te recibe, pero no podemos evitar que nos invada una inmensa tristeza, por un instante, sentimos que se detiene ese mundo de movimientos y formas que te pertenecía. Nos deja “Madame” y su espíritu se eleva hacia nuevas transparencias, dejando tras de sí un halo de luz que brillará por siempre, a través de la danza.

Donde quiera que tu alma haya detenido su vuelo, descansa en paz, “Madame”. 

Publicaciones Relacionadas

Más leídas