A nuestro padre Arnulfo Soto Gonzalvo (Miñín), una leyenda que perdurará por siempre en nuestros corazones

A nuestro padre Arnulfo Soto Gonzalvo (Miñín), una leyenda que perdurará por siempre en nuestros corazones

Miñín Soto con sus hijas Cavy, Alexandra y Natasha Soto.

Querido padre:

Has sido tantas cosas en tu polifacética vida, que muchos le han escrito al publicista, al golfista, al revolucionario, al escritor, al beisbolista, al softbolista, al locutor o al crítico de arte. Pero nosotras solo queremos despedirnos de nuestro padre.

Nuestros recuerdos de niñez llevan tu nombre. ¿Cómo podríamos olvidar que muy pequeñitas, nos despertábamos de madrugada y desde nuestra sensación somnolienta escuchábamos desde la habitación ese susurro maravilloso de las peñas con tus amigos, compartiendo y escuchando buena música, hablando de política o de cualquier otro tema en boga de la época?

Yo, particularmente recuerdo cuando me ponías a cantar frente a ellos y a tocar el piano para El Condesito, tu amigo del alma, el pintor Ramírez Conde, que le encantaba oírme tocar For Elisa para él. Cuando ibas a trabajar elegantemente vestido de tu tienda favorita de la época Torrey y te pedíamos la bendición, nos decías, “que Fidel te lleve al poder y Lenin te mantenga en él”.

Admirador fiel de Fidel Castro, el Che Guevara y Camilo Cienfuegos.

Nos enseñaste lo maravillosa que es la música, y cómo no lo iba a ser, porque tenías un gusto exquisito al escuchar a Soledad Bravo, Ella Fitzgerald, Astrud Gilberto, Antônio Carlos Jobim, Joan Manuel Serrat, Joao Gilberto, Charles Aznavour, Lucho Gatica y muchos más y deleitabas con tu programa “Cita con las Grandes Estrellas de la Canción”, el que conducías con esa voz maravillosa que enamoraba a los radioescuchas.

¿Cómo olvidar cuando teníamos pesadillas y encontrábamos siempre en tu regazo una voz varonil y melódica que nos decía, tranquilas, duerman conmigo y todo esto pasará, y justo en ese instante te convertías en el héroe que calmaba todos nuestros miedos?

Heredaste de tus padres la honradez, valor que siguió incrementándose gracias a la persona de tu hermano mayor, mi tío Brunildo, al que admirabas porque siempre fue un hombre de trabajo tesonero y el que poseía la honradez como su estandarte.

Nunca el dinero fue tu norte y eras generoso con el que nada poseía. Ayudaste en silencio a muchas personas y quizás por eso, siempre fuiste un hombre de suerte, al que nunca le faltó nada y aún en tu vejez, eras un hombre productivo.

Nos enseñaste el amor por el arte, y de ti heredé la elocuencia al hablar y mi gusto por la locución, la televisión y el buen cine.

La política fue una parte importante en tu vida, procurando siempre luchar por el bienestar del país que te vio nacer. Fuiste en su momento la voz de Unión Cívica Nacional y colaboraste con los discursos del coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó, siempre buscando salidas justas para nuestra República Dominicana.

Fuiste antitrujillista y antibalaguerista hasta la muerte. Recuerdo que ya en mi adultez me ofrecieron conducir un programa de televisión del partido colorao y cuando te lo externé, a través de una llamada telefónica, me dijiste con una voz quedo y de preocupación, “ajá”, pero no te atreviste a decirme que no lo hiciera pues ya tu hija era una mujer, pero yo no titubeé ni un segundo en decirte que podías estar tranquilo, que ni todo el dinero del mundo sería suficiente para que una hija de Arnulfo Soto animara a las masas a favor de los simpatizantes del hombre que dejó una página en blanco con el asesinato del valiente periodista Orlando Martínez.

Recordamos tu amistad con el profesor Juan Bosch y la admiración que sentían mutuamente. Don Juan siempre decía que contigo podía tener las conversaciones más interesantes, porque eras un hombre brillante. Y sí que lo eras.

Tenías una personalidad enigmática que hacía que todos te quisieran tal y como eras.

¡Cuántas cosas extrañaremos de ti! En lo particular, yo extrañaré pasarte a computadora cada artículo que escribías con amor y esmero.

Extrañaremos nuestras conversaciones de política y sobre los actores de tu época del Cine de Oro Mexicano.

Extrañaremos ese amor que sentías por la vida. Amabas vivir plenamente y tenías un corazón grande, generoso y desinteresado. Eras amigo de tus amigos y el rencor nunca tocó tu puerta.
Estamos felices de que aceptaras al Señor como tu salvador.

Espero que en el cielo puedas compartir con tantos amigos que partieron antes que tú y, que puedas conocer a Da Vinci, Dalí, Botticelli, Picasso, Van Gogh y tus amigos Ramírez Conde, Ramón Oviedo, Yoryi Morel y muchos más.

Nuestro adorado padre, siempre estarás presente en nuestras vidas, en cada sonrisa franca, en cada rayo de sol, en los rincones de la casa de playa que construiste con tanto amor para tus hijas y nietos, en el logo de nuestra institución académica Colegio Los Pininos que ideaste con esa creatividad que te caracterizaba, te extrañaremos en la esencia de un buen vino, en la canción La Chica de Ipanema, en cada obra de arte y en la mirada valiente del Che.

Vuela alto, como siempre lo hiciste. Fuiste una leyenda y para nosotros el padre que perdurará por siempre en nuestros corazones.

Tus hijas que te adorarán por siempre, Cavy, Alexandra y Natashaa.

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