Participación  Ciudadana tiene ya un tiempo realizando labores de observación electoral, habiendo logrado la acreditación correspondiente en las pasadas justas comiciales, sin que nunca la Junta Central Electoral pusiera obstáculos en su camino para obtenerla. 

 Llama poderosamente la atención, que la solicitud de acreditación presentada por la mencionada organización de la sociedad civil no haya  sido concedida hasta la fecha, dando lugar a que se generen numerosas e inconvenientes conjeturas acerca de esta extraña actitud de la JCE, quien debe ser la más interesada en que los comicios  cuenten con todas las garantías necesarias para lograr la credibilidad que tanto precisa.

He leído  en los medios de comunicación que la JCE solicita a Participación Ciudadana que excluya a seis personas de la lista de sus observadores por sus conocidas simpatías políticas.  Cuando vi esto no supe si reír o llorar, pues es un absurdo, un contrasentido y una ridiculez que  quienes ocupan las posiciones que tienen en ese organismo por sus vinculaciones partidarias requieran el retiro de un número insignificante de observadores, porque se conocen sus simpatías políticas.  Como si estos pudieran con sus señalamientos o críticas, torcer la voluntad de millones de electores.

 Quienes tienen poder de decisión para favorecer indebidamente a alguien, en caso de que se origine cualquier conflicto, son los integrantes de la Junta Central Electoral y el Tribunal Superior Electoral, y la ciudadanía les conoce sus vinculaciones a todos sus integrantes, y hasta el momento no se ha pronunciado para que los saquen de donde se encuentran, en virtud de acuerdos y confabulaciones poco santas.

Creo que en lugar de estar haciendo un “papelazo” como hasta ahora, la JCE debe entregar la acreditación sin objetar a nadie por sus simpatías políticas, ya que no tienen fuerza moral para ello.

 A Participación Ciudadana se le ha querido desacreditar más de una vez, y por las más diversas razones, una de ellas, la procedencia de los fondos para su financiación.  Sin embargo, esta organización tiene un bien ganado prestigio por los excelentes trabajos de observación electoral que ha realizado, y en ningún momento ha sido generadora de conflictos por su labor.

 A menos que existan malas intenciones no entendemos la actitud de la JCE en este caso.