La convivencia dominicana que llamamos democracia no resiste la presencia activa de diez periodistas como Marino Zapete. Sería mucho reclamar a una convivencia que todavía no ha sido capaz de establecer, por ejemplo, la separación de los poderes del Estado. También sería tener expectativas desbordadas de una convivencia que, en términos políticos, no ha logrado ordenar el tránsito público, suministrar energía eléctrica estable a hogares, comercios e industrias; que tiene en las llamadas altas cortes a dirigentes políticos que salieron de los locales partidarios para sentarse en sillones de magistrados, una convivencia en la que el Presidente de la República no siente la obligación de conversar con su pueblo a través de los medios de comunicación.
Marino Zapete es un periodista agrio, muy crítico de las malas acciones gubernamentales, un profesional directo, descarnado, que llama las cosas por sus nombres y sobrenombres. Sus comentarios son incómodos, no solo para los criticados, sino también para sus oyentes o televidentes, porque nos crispan, nos malhumoran, nos ponen nerviosos, nos hacen sentirnos unos inservibles que permitimos que a nuestro alrededor se cometan las barbaridades que diario vemos por doquiera.
Porque, pensándolo bien, ¿cómo no criticar que el Gobierno sea incapaz de cobrar los impuestos que todas las empresas tienen que pagar?, ¿cómo no criticar que las licitaciones sean mascaradas?, ¿cómo no criticar que en este país cada año mueran cientos de dominicanos, sobre todo niños y ancianos, de dengue?, ¿cómo no criticar que el Gobierno solo sepa construir metros, bulevares, túneles y obras similares en las grandes ciudades cuando todos los caminos vecinales están intransitables?, ¿cómo no criticar que el Presidente de la República se haga de la vista gorda ante la corrupción?, ¿cómo no criticar que los chancleteros de ayer anden hoy en carros Mercedes Benz, Jaguar, Lamborghini, Porsche, Audi, BMW, y ni qué decir de las yipetas?, ¿cómo no criticar que el sistema de partidos políticos de la República Dominicana es lo más cercano a un mercado pulgas?, ¿cómo no criticar que cada vez más la economía del país quede en manos de dos o tres clanes empresariales?, y ¿cómo no criticar que tengamos una Policía Nacional que no infunde confianza en la ciudadanía?
Para que la convivencia que los dominicanos llamamos democracia avance, crezca y se desarrolle, necesitamos uno, dos, tres, cuatro, cinco y más periodistas que sean como Marino Zapete. Profesionales de la comunicación que hablen claro y directo, que llamen las cosas por sus nombres y sobrenombres; periodistas que no critiquen para que luego les compren el silencio, periodistas que no vendan adjetivos y planes de relaciones públicas.