A PLENO PULMÓN

 

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Atención al pretérito

El “Prefacio a la edición del reino Unido” es interesantísimo desde varios puntos de vista.  Es aclarador sobre los estímulos intelectuales que pueden engendrar un libro; también es útil para conocer “las creencias” del autor y no sólo sus ideas, económicas o políticas.  Niall Ferguson escribe: “fascinado, me encontré leyendo y escribiendo cada vez más sobre imperios, en particular sobre las lecciones que Estados Unidos podía aprender de Gran Bretaña; el resultado fue “El imperio británico.  Como Gran Bretaña forjó el orden mundial” (2003).  En la medida en que reflexionaba sobre el auge, el reinado y la probable caída del imperio americano, se me hizo cada vez más evidente que en el corazón del poder estadounidense había tres déficits fatales”.

 Inmediatamente los explica: “un déficit de mano de obra (no había suficientes soldados en Afganistán y en Irak), un déficit de atención (no había suficiente entusiasmo público de cara a una ocupación a largo plazo de los países conquistados), y, sobre todo, un déficit financiero (no había suficientes ahorros en relación a la inversión y no había suficientes impuestos en relación al gasto público)”.

 Niall Ferguson se toma la molestia de consignar sus convicciones historicistas: “Escribí este libro porque me había formado la firme opinión de que la gente que vive actualmente presta una insuficiente atención a los muertos.  Viendo crecer a mis tres hijos, tenía la incómoda sensación de que estaban aprendiendo menos historia de la que yo había aprendido a su edad, no porque tuvieran malos profesores, sino porque tenían malos libros de historia y aún peores exámenes”.

 A lo largo de todo el “Prefacio” Ferguson muestra su amor por la historiología.  Reclama la imaginación del lector como vía para comprender la historia.  Quiere que encontremos en su libro “los pensamientos redivivos de los muertos”.  Y añade: “Esta no es una historia de Occidente, sino una historia del mundo, en la que el predominio occidental es el fenómeno que hay que explicar”.  Finalmente, quiero cerrar estas notas con una afirmación de Ferguson que ayudará a comprender sus escritos: “También la política es un arte, y forma parte de nuestra civilización tanto como la filosofía, la opera, la poesía o la pintura”. ¿Está claro?

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