Historia y naturaleza
No hay otro modo de vivir que no sea diariamente. No podemos vivir por trimestres o anualidades. Es obvio que sí podemos pagar obligaciones económicas con esa periodicidad, cumplir compromisos académicos cíclicos, semestrales, trimestrales. Pero la vida individual ha de vivirse diariamente, con el paso inexorable de los movimientos de la tierra. Debemos comenzar el día con el desayuno; no es posible adelantar el almuerzo o la cena. Cuando viajamos un largo trecho de Este a Oeste, las diferencias horarias producen el llamado jet lag; un desarreglo fisiológico del ritmo circadiano; padecemos, momentáneamente, un desequilibrio orgánico por alteración en las horas del día y de la noche.
Existe una sentencia latina que afirma: la naturaleza no da saltos. Esta opinión es viejísima, anterior a la publicación de El origen de las especies, del naturalista Carlos Darwin, quien puso de moda el concepto biológico de evolución. Los cambios graduales son visibles: en la gestación de los animales, la inflorescencia de las plantas, el crecimiento de los niños. Pero si la naturaleza no da saltos, menos debemos esperarlos de la historia. Las costumbres son grandes pesas que actúan dentro de las sociedades. Remover hábitos colectivos es el principal obstáculo que enfrentan todos los reformadores, sean políticos o religiosos.
Estuvo de moda hace algún tiempo la expresión quemar las etapas. Lo cual quería decir acelerar las fases o estadios de la evolución histórica. Si los indios taínos pasaron abruptamente del periodo de piedra pulimentada al Renacimiento, por efecto del descubrimiento de América, también la sociedad dominicana contemporánea podría pasar rápidamente de la tiranía a la democracia, de la producción agrícola a una masiva mecanización industrial. Los únicos problemas eran conseguir los recursos económicos para la inversión y tener el control político del Estado.
La discusión entre evolución y revolución, cambio social e inmovilismo, ocupó las cabezas de estudiantes marxistas y liberales durante los años que siguieron a la muerte de Trujillo. Los taínos, argüían, llegaron al Renacimiento sin pasar por la Edad Media. Nadie agregaba que desaparecieron sin conocer el feudalismo. Naturaleza e historialeza son dos conceptos antitéticos y complementarios. El hombre es una entidad natural e histórica. No da saltos; tampoco brinca el burro de la historia.