A pleno pulmón

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La retranca psíquica

En la República Dominicana es posible llevar a cabo proyectos complejos, valiosos para toda la sociedad y pensados a largo plazo.  Se han ejecutado en el pasado y siguen haciéndose en el presente.  Pero nos han inoculado la creencia perversa de que no podemos construir nada, de manera correcta y eficiente, porque somos descendientes de negros, de indios, de españoles, todos ellos sin educación.  Al inculcarse esta opinión durante varias generaciones de dominicanos, actúa como una “retranca psíquica” colectiva que mata la iniciativa, la fe, el entusiasmo en pro de mejor porvenir.  Es lo que los sociólogos marxistas llamaban una “ideología desmovilizadora”.

 Pero la verdad es que hemos podido organizar con muchísimo éxito diversas instituciones, públicas y privadas.  Podemos mencionar entre ellas a las Asociaciones de Ahorros y Préstamos, que han funcionado bien durante décadas; en conjunto, han prestado cuantiosos recursos para el financiamiento de viviendas.  Los problemas confrontados a lo largo de su existencia han sido mínimos y resueltos satisfactoriamente.  La Asociación Dominicana de Rehabilitación es otro ejemplo que enorgullece.  Organizaciones financieras, entidades de servicios para minusválidos, varias universidades, han operado de modo ejemplar por largos periodos.  Son pruebas institucionales de que “sí podemos”.  Muchas son las empresas de negocios, industriales, comerciales, de servicios, que podrían servirnos de modelos.

 El Banco Popular Dominicano, la Pontificia Universidad Madre y Maestra, pueden contarse entre las iniciativas exitosas de la sociedad dominicana.  En este breve escrito no puedo mencionar todas las instituciones con méritos para ser “enlistadas”.  Existen obras del Estado que merecerían aplausos y que omito provisionalmente, porque enseguida provocarían controversias.  Mi interés, en esta ocasión, es poner en claro que podemos triunfar… cuando deseamos firmemente trabajar para lograr nuestras metas.  Hemos sido capaces de construir dos líneas de un tren subterráneo; obra notable, independientemente de su oportunidad, costo, mantenimiento, etc.

Ojalá que esta tradición negativa pueda ser desterrada en el inmediato futuro.  En materia de deudas y tratos con empresas y gobiernos extranjeros, también tenemos malas experiencias: la convención de 1907, Santo Domingo Improvement.  La actual discusión con la empresa minera Barrick Gold es otro ejemplo liberador de nuestro ancestral pesimismo e infravaloración colectiva.  Nos ayudará a endeudarnos menos y, finalmente, a remover la “retranca psíquica”.

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