A PLENO PULMÓN

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Rastreo de palabras (1)

El tenor lirico Henry Ely, cuando se le pide que interprete el Himno Nacional Dominicano, se niega a cantar: “Quisqueyanos valientes, alcemos/nuestro canto con viva emoción,/” como rezan los primeros versos de Emilio Prud’Homme; prefiere usar el gentilicio dominicano y  “modificar” el himno diciendo: “Dominicanos valientes, alcemos…  La música de José Reyes permanece inalterada.  El asunto sólo afecta a la letra, a las octavas reales estrenadas en la Logia “Esperanza” en 1883. 

El autor aceptó corregir el texto de su himno para eliminar inexactitudes históricas, omisiones de actos heroicos, imperfecciones gramaticales.  Nuestro himno es “oficial” desde 1934.  Esos versos no eran “solamente suyos”, sino de todos los dominicanos.

Emilio Prud’Homme fue colaborador y discípulo de Hostos, se opuso a la intervención militar norteamericana de 1916; era, sin duda, un patriota.  Su nombre quedó unido para siempre a la República Dominicana.  Es el compositor de nuestro “canto colectivo”. 

Murió poco antes de que fuera “oficializada” su composición épica.  Henry Ely es buen artista y buen dominicano.  Él continúa una vieja polémica sobre los nombres originales de la isla de Santo Domingo: Quisqueya, Haití,  Babeque, Bohío.  En el diario de navegación de Cristóbal Colón (lunes 12 de noviembre de 1492), aparece el nombre de Babeque por primera vez: “…al rendir al cuarto del alba para ir a una isla que afirmaban los indios… se llamaba Babeque”.

En noviembre de 1891 se publicó en el periódico “El Telégrafo” un escrito de César Nicolás Penson acerca de las equivocaciones de Colón y del médico de la flota, doctor Álvarez Chanca, con los nombres primitivos de la isla: Haití, Babeque, Bohío, Quisqueya.  Más tarde, Apolinar Tejera y Penson (1855-1922) escribió preguntando de dónde salió eso de Quisqueya, “madre de las tierras”.  Sus objeciones a los cronistas fueron publicadas, en 1947, en la Revista Clío.

 Gran divulgador de voces tainas fue Pedro Mártir de Anglería, nombrado obispo de Jamaica,  quien nunca vino a América.  Sin embargo, influyó, desde el siglo XVI en docenas de historiadores.  Dessalines llamó Haití a la República Negra en honra de los pobladores tainos.  ¿Había nombre lucayos distintos para las dos porciones de la isla de Santo Domingo? ¿Saint Domingue? ¿Todos haitianos? ¿Todos quisqueyanos? He aquí el problema.

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