A PLENO PULMÓN
La obertura del e-mail

A PLENO PULMÓN <BR>La obertura del e-mail

Todo comenzó el día en que el funcionario recibió un correo electrónico que decía: “ya estoy harta de vivir en este islote caribeño donde ninguna mujer inteligente puede sentirse bien.  Me iré al Canadá a trabajar; ahí reciben a todos los emigrantes jóvenes; y aunque no consiga trabajar en mi profesión, viviré más a gusto sin la intromisión de los vecinos, sin la agresividad de los machos borrachos de mi país”.   La secretaria le entregó una copia impresa; así se enteró de que la mujer “harta de vivir en este islote” se llamaba Alejandra Benítez.  Su dirección era alejben 500@hotmail.com.  Había una lista de otras personas que también recibieron el mismo mensaje.

 Esta mujer “hace bien en alejarse”, dijo la secretaria; su dirección electrónica es una clave de la decisión.  Entonces el funcionario tomó el papel y volvió a leerlo.  Miró las direcciones que aparecían antes del texto.  Vio una dirección que conocía: la de un amigo, abogado consultor de la empresa vecina, que a veces lo visitaba.  Tiró la hoja en la caja de “correspondencia recibida pendiente”.  –Me gustaría conocer a la mujer que quiere mudarse al Canadá; ella tiene razón; los hombres de aquí beben ron a diario. Creen que tienen todos los derechos sobre las mujeres.  Nos golpean, nos engañan, nos quitan el dinero.  La secretaria interrumpió su discurso para atender el teléfono.

 -Además, la gente es muy chismosa; se mueren por saber cuánto dinero te pagan en la oficina, si te va bien con tu novio, donde pasarás el fin de semana.  Lo peor es que tenemos políticos muy abusadores  y policías más abusadores aun; los precios elevados, los salarios bajos…  –¿Cuándo te embarcas para el Canadá? ¿Por qué las mujeres siempre están vigilando lo que hacen otras mujeres?  Todas averiguan las vidas de las demás.

 -Apuesto a que usted va a tener más curiosidad que yo por saber que le pasa a Alejandra. Los hombres suelen ser más chismosos que las mujeres; pero hacen creer que no les interesa para nada la vida privada de las mujeres.  -Creo que el abogado de al lado debe conocerla; podemos preguntarle si él sabe por qué ella quiere irse a vivir al Canadá.

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