A PLENO PULMÓN
Médicos confundidos

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Durante los días navideños muchos “dominicanos ausentes” prefieren estar presentes en su país, festejar con sus parientes, comer teleras, lerenes o puerco asado a la manera tradicional de nuestro  pueblo. 

Estos emigrados, como se ha explicado mil veces, traen dólares para hijos, padres, abuelos.  Además, hacen inversiones en la República Dominicana: en viviendas, solares, títulos financieros. 

Desean “arreglar el futuro” de aquellos familiares que, por su edad avanzada, no vivirían en ningún país que no fuera el suyo. 

Esos “dominicanos ausentes” tienen experiencia laboral en los EUA, conocen diversas formas de negocios y, por último, pueden comparar dos estilos diferentes de convivencia social.

 Por tanto, conversar con ellos es una oportunidad magnífica de captar por vías inmediatas el drama de sus vidas en el exterior. 

Al cabo de dos semanas de permanecer en la RD, empiezan a ver nuestras carencias de siempre: la energía eléctrica desaparece por muchas horas, el agua con frecuencia no fluye hacia cisternas y “tinacos”, los ladrones y asaltantes parece que actúan “con el consentimiento”  de la policía. 

La lectura de nuestros periódicos les convence de que la política vernácula no ha cambiado nada desde que ellos tomaron –veinte años atrás– la amarga decisión de emigrar.  Entonces echan de menos “la organización” de los EUA.

Un dominicano residente en Patterson, New Jersey, fue internado en un hospital por causa de un edema pulmonar; contó a sus amigos que los médicos norteamericanos opinaron que padecía tuberculosis porque “era reactivo” al bacilo de Koch. 

Al extraerle líquido de los pulmones no pudieron encontrar esa infección. 

Dijo, riendo: cuando era estudiante me inocularon la vacuna antituberculosa, de moda en aquellos tiempos.  Recordó que en cierta ocasión un joven médico, en tiempos de Trujillo, llamó al jefe de radiología que operaba el fluoroscopio: “doctor, venga a ver este muchacho; tiene una caverna en un pulmón”.

El radiólogo replicó: –“antes de diagnosticar vea si ese estudiante guarda una llave en el bolsillo o una moneda de cinco centavos”. 

El “dominicano ausente” concluyó en que los médicos se equivocan –en países ricos y pobres– por falta de experiencia. 

En los EUA la tuberculosis ha desaparecido casi por completo.  Pocos médicos han tratado pacientes con esa terrible enfermedad.

 

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