A PLENO PULMÓN
A sacar la lengua todos

<STRONG>A PLENO PULMÓN<BR></STRONG>A sacar la lengua todos

Hace 30 años escribí un ensayo titulado: “Sacarle la lengua al lenguaje”.  Este escrito fue reproducido recientemente en una publicación de la Academia Dominicana de la Lengua, por iniciativa de su director, Bruno Rosario Candelier.  La semana pasada, al hojear “Critica de la razón cínica”, el libro de Peter Sloterdijk, encontré una foto del físico Albert Einstein sacando la lengua.  También he visto al novelista Gabriel García Márquez, durante el regreso triunfal a su nativa Aracataca, sacando la lengua desde un vehiculo.

 El ensayo que menciono aparece en “La feria de las ideas”; trata un asunto “técnico” del desarrollo de la lengua española, que hoy es lícito llamar lengua hispanoamericana. Iba enderezado contra aquellos que desdeñan el uso de metáforas.  Explicaba –metafóricamente- que es imposible burlarse del lenguaje.  Pero si es posible sacar la lengua para hacer burla de otras muchas cosas, con razón o sin ella.  No he podido saber a que, o a quien, sacaba la lengua Albert Einstein en el momento en que fue fotografiado.  García Márquez tal vez se burlaba de alguien a quien conoció en los tiempos en que su padre era telegrafista. 

 El asunto central es que Einstein y García Márquez sacan la lengua con la mayor facilidad; y hasta se dejan retratar con ella afuera.  Si un “rey de la física” y un “rey de la literatura”, los dos ganadores del Premio Nobel, dejan ver su mucosa lingual hasta el frenillo, nosotros -hombres comunes y corrientes- quedamos en libertad de sacarla cuando nos de la gana.

 Tal vez las jugueterías tengan a la venta lenguas plásticas, para uso de payasos -animadores de fiestas infantiles.  Una “lenguota” larga e inflable, con un mecanismo de proyección, seria muy útil en esta época de “política esperpéntica”.  El ciudadano que no pueda conjurar la inflación, ni suprimir la inseguridad en las calles, ni impedir la corrupción administrativa, la escasez de energía eléctrica, al menos podrá sacar la lengua a los políticos.  Este dispositivo mecánico tendría la ventaja de poder ser “accionado” tantas veces como fuera necesario, sin fatiga del usuario ni derrame de saliva.  Seria un desahogo psíquico que saliera al mercado una lengua como esta.  Quizás pueda venderse en el próximo carnaval.

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