A PLENO PULMÓN
Abarcar sin apretar

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En la República Dominicana descubrieron hace tres días dos cadáveres dentro de una “yipeta”.  Al leer la noticia creí que procedía de México, donde es frecuente que la policía encuentre cadáveres por “camionadas” y restos mutilados de hombres y mujeres.  Anteayer los delincuentes mexicanos superaron su propia marca: un grupo armado atacó a los asistentes al funeral de un joven asesinado; el resultado de la agresión fue de nueve muertos, entre ellos un niño.  El hecho ocurrió en una pequeña ciudad que apenas sobrepasa  el medio millón de habitantes.  Según parece, el crimen se ha “globalizado” en los últimos años.

Las trampas políticas que se hacen en un país pueden ser “reproducidas” en otro con poquísimos cambios; lo mismo ocurre con los fraudes financieros: los especuladores en títulos y monedas “montan” parecidos engaños para desplumar ahorristas honrados o ancianos en retiro.  La uniformidad de las “operaciones dolosas” produce asombro a los psicólogos.  Los políticos echan a circular estribillos del mismo tipo, sin que nadie diga “estamos cansados de oír ese “slogan”.   Las malversaciones de fondos públicos tienen casi siempre “el mismo perfil”: contrataciones de obras sobrevaluadas, remuneraciones personales excesivas, gastos “improcedentes” sin la debida documentación.  Ocurre así en EUA, España, América hispánica.

Congresistas y parlamentarios no parecen prever estos desaguisados; los juristas no sacan conclusiones de esas experiencias para elaborar leyes que permitan castigar a los culpables o evitar nuevas infracciones.  En mi libro “Pecho y espalda” aparece un escrito titulado “Tormentas sociales”, que fue publicado en octubre del 2002.  En dicho artículo afirmaba: “Vivimos hoy sacudidos por  las decisiones de unos cuantos políticos depredadores, de algunos publicistas atrevidos.  El hombre común no tiene ningún palo al cual arrimarse”.

“Se ha dicho siempre”: “el que mucho abarca poco aprieta”; contra esta expresión popular los filósofos responden: “quien no abarca todo no aprieta nada”. En  el llamado “nuevo orden económico internacional” las grandes potencias globalizadoras lo abarca todo… y no aprietan nada.  Aspiran a un control para el cual carecen de instrumentos.  Cuando el lío es grande el “remedio” es bombardear.  Política y filosofía suelen ser antitéticas.  Las exigencias económicas y políticas de los países ricos contribuyen a desordenar más a los países pobres y pequeños”.

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