A PLENO PULMÓN
Alone Malone Solano (7)

A PLENO PULMÓN<BR>Alone Malone Solano (7)

–En las vacaciones me propongo visitar Fort Liberté, Cabo Haitiano, Santo Domingo; quizás el año  que viene pueda ir a La Habana.  Hay que conocer bien los lugares apropiados para filmaciones.  Mi madre recitaba un poema dominicano, de los años cuarenta, acerca de una mulata llamada Hilda o Gilda, hija de un marinero noruego y una negra de Fort Liberté.  En esa población, que los españoles denominaban Bayajá, nadie conoce el poema.  No existe allí una estatua de Erick, “el muchacho noruego que tenía alma de fiord y corazón de niebla”.  En España hay más estatuas de Sancho Panza que de Carlos V.  ¿No cree que ciertos personajes literarios deberían “ingresar” en la convivencia de nuestras islas?

–En las Antillas el oleaje del mar remueve semillas de almendros, pencas  de cocoteros, hasta hacerlas desaparecer.   –No quise quedarme en Curazao, donde volví a vivir normalmente.  Aprendí algo de papiamento porque era imprescindible; así debió ser la famosa torre de Babel: español, portugués, holandés, inglés, francés.   No  aprendes ningún idioma.  “Papiar” es hablar; papiamento sería “hablamento”;  significa “habla confusa”.  Los europeos sembraron la confusión en las Antillas; el sonido del mar rompiendo en los acantilados es el rumor de la soledad, del aislamiento.

–Es una locura.  “Bioscoop” es cine, “awacero” es lluvia, “sunchi’e”, besar; “mi ta stima bo” quiere decir te quiero.  No tuve otro camino que refugiarme en la lengua inglesa.  Esa diversidad y confusión es una extraña manera de vivir; todo se lo lleva un oleaje de frustración.  Nadie puede visitar tantas islas, ni conocer tantas músicas y cantos y salsas.  Solamente una película hecha con amor podría mostrar el conjunto de esas vidas antillanas, desparramadas por el mar como sargazos de las discordias extranjeras.

–Regresé al hotel cerca de la media noche.  Alone me trajo en su Morris mínimo.  –Espero verlo de nuevo antes de la hora del vuelo.  Nos despedimos en el “lobby”.  Dormí profundamente.  Al día siguiente bajé temprano al “buffet”.  Tomé panes, un huevo, salchichas, jugo; me senté a desayunar.  –¿Desea el ”Daily Gleaner”, señor?  –Gracias, contesté al camarero.  En la página tres leí: accidente automovilístico mortal. Alone Malone, farmacéutica de Montego Bay, falleció anoche aplastada por un camión.  Quedé atragantado.

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