A PLENO PULMÓN
Animal discrepante

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 Continuamente se oye decir: “cada cabeza es un mundo”; se entiende, un mundo interior compuesto de aberraciones, fobias, manías y pasiones; no sólo de ideas, sentimientos o ambiciones.  La expresión se usa para indicar que no puede haber acuerdo entre los hombres porque dentro de cada cabeza existen visiones diferentes, distintas opiniones o pareceres.  De lo cual se sigue que el estado habitual en que vivimos, desde la mañana hasta la noche, es la trifulca, la gresca verbal, el disentimiento político, intelectual, religioso, profesional.  El hombre es un animal discrepante.  Los seres humanos “se oponen” incluso a las cosas que les convienen.

 Hay un pasaje bíblico que ilustra magníficamente hasta dónde puede llegar la inconformidad de la gente. En “Números”, capítulo once, se narra: el patriarca Moisés fue despertado abruptamente en su tienda; el pueblo que él conducía a la libertad a través del desierto de Sinaí –según le informaron-, estaba “harto de comer maná”, querían comer pescado y cebollas, como lo hacían en Egipto cuando eran esclavos.  La ira del patriarca está consignada en los versículos del 10 al 15 del referido capítulo.  Al lugar donde ocurrió este suceso le llaman “El incendio”.  Dicho texto sirve para comprender los conflictos propios de líderes políticos ante “las murmuraciones” de los pueblos.

 Muchos políticos terminan por no escuchar a la gente.  Creen  que sus quejas no tienen  suficientes fundamentos; estiman que los “hombres comunes” no entienden intrincados asuntos de gobierno.  “Cuando no son ingenuos o soñadores, piensan que se puede producir harina sin machacar el grano”.  Los políticos dominicanos anteriores al trujillato solían decir: “tenemos que gobernar por encima del ruido de la olla de grillos”. ¿De donde iba Moisés a sacar pescado si estaban acampando en el desierto?

La irracionalidad social aparece súbitamente en cualquier grupo.  Pueblos con larga historia, beneficiarios de viejas instituciones políticas, un buen día montan protestas o escenifican levantamientos contra líderes valiosos que no logran suministrar pescado y cebolla a todo el mundo.  Crisis económicas cíclicas, trastornos monetarios internacionales, cambios tecnológicos, pueden descomponer los “arreglos” de asistencia a los grupos más pobres de la sociedad.  Que desaparezca el “manᔠpodría ser más doloroso que “hartarse de lo que cae del cielo”.

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