A PLENO PULMÓN
Antena de nueve bahías

<STRONG>A PLENO PULMÓN</STRONG><BR>Antena de nueve bahías

En la ciudad colonial, hace 50 años, vivía un loco agradabilísimo con el que hice una amistad digna de ser recordada… y hasta contada a personas con poco trabajo.  Este loco exclamaba a menudo: “¡Que Dios me ilumine por las plantas de los pies”! –¿Qué quieres decir con eso? preguntaba.  –Bueno, yo me acuesto en el patio de     mi casa, boca arriba, levanto las piernas y pongo los pies frente al cielo. Así formo una antena de nueve bahías.  –¿Cómo es eso? ¿Nueve bahías? –Entre los dedos de los pies se crean ocho bahías. –¿Y la novena? –Las dos piernas hacen la V de la victoria. Esa es la novena bahía.  Hay otras bahías menores en los genitales; pero de eso no te digo nada por que ahí es donde “rebotan las ondas hertzianas”.

 –A través de esta antena de nueve bahías recibo la iluminación divina.  “La geomancia es así”.  También me llegan versos.  –¿Versos? ¿Cuáles versos? –Puedo escribir los versos más ricos esta noche; al amanecer puse los pies para arriba.  –Eso que dices parece sacado de un poema de Pablo Neruda. –No, los poemas de Neruda son tristes; los míos son ricos, más sabrosos que los helados Imperiales.

 Mi amigo loco siempre recomendaba rezar en voz baja.  “A los santos no les gusta el escándalo”; además… –¿Además que? –Los vecinos se enteran de las cosas que te preocupan; si rezas en voz alta para que Dios te ayude a pagar  un pagaré… de la nevera, de un radio transoceánico, el vecino espiará para ver que pasa cuando llegue el cobrador.  “Si te portas bien, Dios puja a favor; los vecinos, aunque te portes bien, pujan en contra”.

 Dios guía mis pasos si yo le presento las plantas de los pies desnudos.  A Dios le molestan los tapujos, las simulaciones.  –¿Cómo has aprendido estas cosas? –Eso no te lo puedo decir.  Tu eres un muchacho cuerdo, simple estudiante del bachillerato y no comprenderías nada.  Yo estoy loco; por eso, puedo ver cosas que los cuerdos no pueden ver.  Los cuerdos no entienden la geometría compleja de locos.  Cuerdos y locos tienen  distintos enchufes mentales; no son compatibles en la recepción de los mensajes celestiales.

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