A PLENO PULMÓN
Antropología política 3

A PLENO PULMÓN<BR>Antropología política 3

Entre los ingredientes perturbadores de la sociedad dominicana de hoy figura, en primer plano, la valoración negativa de los partidos políticos.  La situación económica es, por supuesto, importante; lo mismo que el crecimiento de la población y del consumo de drogas narcóticas.  Con respecto de lo primero, debemos decir que existe un generalizado rechazo de la conducta de los dirigentes políticos.  En todas partes se escuchan críticas contra legisladores, funcionarios públicos, alcaldes e incluso líderes políticos. Tony Raful, quien ha militado toda su vida en el Partido Revolucionario Dominicano, formula reparos a su propio grupo partidario con la finalidad de que corrija los errores cometidos en el pasado.

Raful considera que el PRD es un partido con brillante historia en el desarrollo democrático de la RD; goza de enorme arrastre popular y de innegable “mística”; pero no es un partido “de conciencia”.  El expresidente Hipólito Mejía declaró ayer que “no se puede tapar el sol con un dedo”; dentro del PRD hay divisiones irreconciliables.  En el PLD también hay diferencias entre dirigentes que, hasta ahora, han sido “asordinadas” o paliadas por tratarse de un partido “en el poder”.  Las discrepancias entre viejos seguidores del Partido Reformista son del dominio público, pues se han difundido en periódicos.

Los indicios de que confrontaremos problemas económicos y administrativos en el inmediato porvenir están a la vista de todos.  Los “presupuestos suplementarios” son temas que suscitan ardorosos debates.  Hace unos días, el señor José Lois Malkun, exgobernador del Banco Central, opinó que sería difícil firmar un acuerdo con el FMI y, a la vez, reformular el volumen del gasto público y hacer una reforma fiscal.  Pudiera creerse que esta manera de ver corresponde a un opositor del gobierno actual.  Sin embargo, esa misma opinión la ha expresado Ramón Núñez Ramírez, miembro de la Junta Monetaria, solidario con la política económica del gobierno.

Quiere decir que se avecinan forcejeos entre grupos con fuerza económica y política.  Todo ello en medio de una situación internacional “monetariamente turbulenta”.  ¿Podrá el FMI “inyectarnos recursos frescos? ¿En qué condiciones? ¿Tendrán los partidos “conciencia” de su misión esencial? ¿Legisladores y dirigentes, encontrarán valor suficiente para actuar con la altura de miras que exigen las circunstancias?

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