El pensador Peter Sloterdijk ha escrito: El cinismo es la falsa conciencia ilustrada. Es la moderna conciencia infeliz sobre la que la Ilustración ha trabajado tanto con éxito como en vano. Este autor alemán, nacido en 1947, publicó en 1983 un libro titulado: Crítica de la razón cínica. Y a la sombra de Kant se atrevió a formular sentencias antikantianas. Según Rüdinger Safranski, en el libro se expone y explica la forma en que la conciencia moderna tomó conciencia de sí, y como ahora, con correcta conciencia, obra sin embargo incorrectamente.
Sloterdijk hace el examen de la revelación, de la ilusión religiosa, para entonces desplegar sus ideas acerca de la sensualidad, el placer, el gozo de los sentidos. La minuciosa demolición ideológica de Sloterdijk abarca la apariencia moral y lo que llama superestructura idealista; va desarrollando la crítica de lo público, de lo privado, hasta llegar a la insolencia social, esa actitud desconsiderada y poco elegante con que las masas oprimidas se rebelan contra las clases superiores.
Sloterdijk procede intelectualmente de la Escuela de Francfort, a pesar de haber acusado a sus seguidores de crear una ciencia melancólica; y de sostener una escandalosa polémica con Jürgen Habermas.
Me sorprendió ver que este libro contiene un apartado con el título: boca torcida sonriendo maliciosamente. He comentado en la TV que la boca torcida es un énfasis expresivo que se añade a los razonamientos cargados de incredulidad. La cosa no para ahí. Sloterdijk agrega otros especímenes: boca carcajeante, fanfarrona, boca serena, tranquila, sacada de lengua, variantes gestuales de uso general entre personas educadas, que no respetan dignidades, sean estas religiosas, políticas, administrativas. En ninguno de dichos casos hay revuelta; sólo burla.
Después, el autor elabora una lista de gran número de groserías admitidas, celebradas o toleradas, que son moneda corriente en el mundo de hoy: los culos, el pedo, los genitales, mierda y desperdicios, todas ellas motivos de exhibición descarada en Europa y en América. Otros escritores desean convencernos de que el post-modernismo, la crisis económica, la emergente tabla de valores, empujarán a las personas mayores a aceptar estilos de vida diferentes de los que han conocido hasta ahora. Les recomiendan, abiertamente, acomodarse a la sinvergüencería reinante.