A PLENO PULMÓN
Aprender a embestir

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Una viejísima expresión popular aconseja que en ciertas épocas “hay que salir a la calle con el cuchillo en la boca”, esto es, listo para defenderse de cualquier agresión. Un antiguo comisionista, retirado en los años noventa, solía añadir: …“y con el maletín en la mano”.  Trabajar y defenderse eran para él actividades que debían ejercerse “al unísono”.  La “consigna” de aquel ciudadano, “representante de firmas extranjeras”, puede resumirse en el lema: “producir dinero y no dejarse matar”.  Esas máximas del “refranero pequeño burgués”, quizás procedan de la famosa “lucha por la vida” que ingleses darwinistas han difundido por todo el mundo.

En la actualidad estos asuntos han experimentado un cambio en “orden de magnitud”.  No puede medirse hoy la delincuencia en milímetros, centímetros, decímetros.  Atracos, secuestros, violaciones, robos, asesinatos, mutilaciones, son tan frecuentes que es preciso contar con ellos como parte de la cotidianidad; algo parecido a la “congestión del tránsito de vehículos en horas pico”.  El “up-grade” de la criminalidad ha fomentado la venta de pistolas de gas pimienta, revólveres livianos de pequeño calibre, para uso de mujeres.  ¡Hay que andar con el revolver en el bolso!  Dicen algunas mujeres decididas a no dejarse quitar el monedero.

 Eso de “salir con el cuchillo en la boca” es una metáfora arcaica; es explicable que un hombre de la antigüedad quisiera mantener los brazos libres, mientras sostenía un arma en la boca.  Pero ninguna mujer arruinaría su maquillaje para morder un cuchillo, si puede defenderse con gas pimienta.  Paradójicamente, en muchas ferreterías ha aumentado la venta de cuchillos “de combate” del tipo llamado “Survivor knife”.  Algunos hombres de mentalidad rural creen todavía que los simples cuchillos son armas útiles.  O tal vez los usen en condición de talismanes protectores.

El problema mayor no es cuál arma deberíamos usar.  Es acostumbrarnos a la necesidad de embestir en todo momento.  Tendremos que “cultivar la agresividad” como método de supervivencia, como estrategia de disuasión, como “suplemento” psíquico de la autoestima.  Negocios de venta legal de armas los hay en toda la ciudad, incluyendo zonas universitarias.  La venta subrepticia de armas de fuego es un negocio cuyo tamaño desconocemos.  Viendo “aflorar” esas ofertas nos parece imperativo aprender a embestir.

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