A PLENO PULMÓN
Armadura y estaca

<STRONG>A PLENO PULMÓN<BR></STRONG>Armadura y estaca

Es cosa terrible que los pueblos pierdan la “tonicidad muscular” que los sostiene en la historia.  Altibajos de la economía, derrotas en las guerras, desastres naturales, epidemias mortales,  son problemas superables cuando un pueblo conserva la cohesión social.  Bajo la presión del imperio romano los judíos perdieron su Estado, su territorio e incluso su lengua nativa.  Aun dispersos por todo el mundo, los judíos no perdieron la fuerza aglutinante de su propia cultura.  Esa energía interior, canalizada por dirigentes políticos y religiosos, permitió a los judíos sobrevivir, tanto en el mundo antiguo como en el moderno.

Para recoger la basura de cualquier ciudad, para organizar un servicio sanitario de vacunación, un simple programa contra el analfabetismo, se requiere un mínimo de amor a la comunidad donde hemos venido al mundo.  No es correcto llamar “patriotismo” al “rechazo” de la basura, de las enfermedades contagiosas, de la ignorancia total.  Deberíamos reservar esa palabra, tan vilipendiada hoy, para  asuntos de mayor importancia.  El desmesurado “amor a lo suyo”, propio de pueblos vertebrados, comienza por la cocina y la música, continúa con leyes, himnos, banderas y, finalmente, abarca el ordenamiento político del Estado y la sociedad. 

La educación -familiar y escolar-  es fundamental para que no se desinflen los ánimos de los pueblos.  El “espíritu” que nos mantiene “en pie de lucha” tiene carácter neumático, como aseveran siempre los filólogos.  La fortaleza en la conducta colectiva es como la estructura de un paraguas o una carpa.  Unas pocas varillas rotas vuelven inservible el paraguas; el viento lo levanta y quedamos a la intemperie.  A veces el poste central de la carpa común se rompe, el techo se viene abajo; quedamos cubiertos por una lona que nos impide ver el porvenir inmediato.

En nuestra época la economía pretende ser “global”; la política de los países poderosos se ejerce “globalmente.  Los problemas financieros afectan hoy a todas las monedas del mundo.  Un Proyecto Nacional es algo parecido a la armadura de un paraguas, al palo en que descansa una carpa.  Funcionaria a manera de protección interna frente al embate del oleaje exterior.  Muchos pueblos han desaparecido de la historia por no preservar, ni fortalecer  la herencia recibida de “los mayores”.

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