A PLENO PULMON
Arte a punto de perderse

<STRONG>A PLENO PULMON<BR></STRONG>Arte a punto de perderse

El arte de aclarar las cosas está a punto de perderse.  La costumbre vigente en nuestra época es embrollar los problemas, volverlos confusos.  El esfuerzo mental dirigido hacia la claridad comenzó en Grecia, “repuntó” con Descartes y se solidificó en la ciencia contemporánea.  Para los “usos sociales” esa tradición no existe. Centenares de publicistas, “relacionadores” públicos, “expertos en imagen”, mercadólogos, trabajan todos los días para llenarnos la cabeza de paja, para torcer nuestras ideas “en la dirección conveniente”.

Se echan a correr “slogans” de mercadeo, lemas políticos internacionales, presentados como “nuevos paradigmas”. Después les “barnizan” con títulos prestigiosos, tales como “visiones post-modernas”; y se exige a la gente “no quedarse atrás, no parecer “anticuada”. La televisión, la radio, los periódicos, se encargan de “machacar” esas visiones borrosas, sin aristas, presentadas en bloque.

Los problemas de raza, nación, cultura, sufren este tipo de oscurecimientos; también algunos asuntos de ideología política o de economía internacional se embrollan “cuidadosamente”.  Ese es el caso de los entresijos que conciernen a Haití. Es claro que la identidad de los haitianos descansa en tres patas principales: la negritud, la lengua “creole”, las creencias del “vodou”. El “creole” fue una “lengua franca” que “unificó” la comunicación entre esclavos que procedían de distintos lugares de África, que no hablaban una lengua común. No hay dudas de que la independencia de los haitianos fue una verdadera guerra social y, a la vez, una guerra racial. Matanzas de blancos precedieron a la independencia de 1804. Los sacerdotes del “vodou” difundieron las señales del levantamiento haciendo sonar caracoles y tambores.

Los “Griots” están ligados a su historia y a sus costumbres de manera permanente. Es por esto que León – Francois Hoffman tituló su libro “Haití: couleurs, croyances, creole” (Haití: colores, creencias, creole).  En el país vecino han consagrado constitucionalmente al “creole” como lengua oficial; y se ha propuesto que el “vodou” sea declarado “religión oficial”.  Muchos intelectuales haitianos de hoy piensan que los recursos humanos que su país necesita para desarrollarse económicamente deberían formarse en francés, no en “creole”.  También piensan que una religión politeísta no contribuye a la cohesión social de la población; las divinidades distintas para cada familia no fomentan los propósitos comunes.

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