A PLENO PULMÓN
Batallón intestino

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La penosa situación social de los dominicanos de hoy no podrá corregirse sin el concurso de un “instrumento cívico” nuevo.  No se trata de recrear “el ejército de salvación”, o las “brigadas civiles de control público”.  Habiendo el antecedente de la Legión Extranjera, podría concebirse  una “legión doméstica”, o “legión vernácula”, tal vez “legión interna de organización colectiva”.  Legión sugiere un carácter militar, parecido al de la Compañía de Jesús fundada por San Ignacio.  Sin embargo, es preferible enfatizar el sesgo disciplinario y jerárquico por encima del aspecto propiamente militar.  Los partidos políticos avanzan, en todas partes, hacia el despeñadero del descrédito. 

 Las viejas dictaduras hispanoamericanas, brutales y represivas, contribuyeron a dañar la imagen pública de los cuerpos militares.  Algunas “legiones” célebres del pasado estuvieron compuestas por facinerosos.  Esto significa que los partidos políticos y los hombres de armas no disfrutan actualmente de buena prensa; lo cual no quiere decir que hayan perdido poder.  Por tanto, un “batallón intestino” debe contar con ese “handicap” y constituirse con todos los estamentos de la sociedad: oficinistas, empresarios, profesionales de todas las carreras, militares, sacerdotes, artistas, sindicalistas, escritores, periodistas, sin excluir personas de “militancia” política conocida.

 Pelegrín Castillo ha propuesto el establecimiento de un Centro de Pensamiento y Acción del Proyecto Nacional.

  Como su nombre indica, tendría el doble propósito de estudiar los problemas dominicanos e iniciar acciones encaminadas a solucionarlos.

En todo el país hay gente dispuesta a trabajar en proyectos de esta clase –incluso dentro de “partidos mayoritarios”–, pero no ha encontrado la forma, la vía de canalizar justificadas preocupaciones sobre el destino de la sociedad dominicana.

 Creo que “configurar” un proyecto colectivo de vida común “imprimiría”  sentido   -objetivos sociales coherentes- a la acción coercitiva del Estado.

 Estoy completamente de acuerdo con el surgimiento de un Centro de Pensamiento Dominicano, que estudie el “entorno exterior, global, regional e insular”, según se declara en el primer párrafo de sus “objetivos”.  Espero que tanto sus estatutos como el organigrama administrativo, sean factores “aglutinantes” y no disgregantes.  Oí decir al general Soto Jiménez que en Santo Domingo la palabra “teórico” arrastra un dejo peyorativo.  Siempre subrayamos “la acción”.

 Pero es humanamente imposible disociar el pensamiento de la acción.

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