A PLENO PULMÓN
Belleza, escuetez y economía

<STRONG>A PLENO PULMÓN<BR></STRONG>Belleza, escuetez y economía

Los periodistas mayores de cincuenta años, si desean seguir escribiendo en los diarios, tendrán que adoptar nuevas técnicas de redacción.  Las viejas reglas de construcción piramidal, desde luego, seguirán vigentes; y el encabezado del primer párrafo también.  Pero deberán practicar normas de la antigua preceptiva para novelistas: Introducción, nudo y desenlace.  Esto les ayudará a escribir con claridad y “escuetez”.  El uso de las computadoras facilita hoy al redactor el conteo de los caracteres.  Sin embargo, eso no será suficiente con los viejos periodistas, acostumbrados a disponer de más espacio en las páginas de opinión.

 El periodismo contemporáneo atraviesa una crisis con muchos “bajantes”.  En primer lugar, el Internet, los diarios virtuales y “portales” de todas clases; la televisión por cable, las computadoras portátiles, los periódicos gratuitos.  Además, los publicistas y diseñadores gráficos han metido sus manos de hierro en las publicaciones impresas.  Las informaciones y las opiniones deben “dejar espacio” a la publicidad, sin la cual no puede fluir el dinero.  La competencia es, pues, muy dura; y el diseño atractivo, un  ingrediente básico para que el lector elija comprar este periódico y no aquel.  Para el público la oferta periodística es mayor y mejor.  Para los periodistas el trabajo es más difícil y engorroso. 

 Un columnista de cualquier periódico actual, al redactar sus notas, debe encomendarse al espíritu de Lope de Vega, por aquello de “Un soneto me manda a hacer Violante”.  El gran escritor clásico le “asistirᔠal verse en tales aprietos; y le dará fuerzas para entrar “con pie derecho” en la parte final de sus notas, como quien construye un “soneto noticioso de tamaño prefijado”.  Si no confiara en el espíritu del “Fénix de los ingenios”, puede optar por el Sistema de bloques mentales.  Por ejemplo: “Cabeza, tronco y extremidades”, que es lo mismo que “introducción, nudo y desenlace”.  Una cronista social haría un esquema parecido a “tema, desarrollo y despedida”.  O, tal vez: “Boda, bautizo y cena”.

 Después de un poco de ejercicio el periodista escribirá sus notas con destreza, sin ningún estrés,  y sabrá en todo momento cuando le quedan solo veintisiete palabras por meter en el computador.  Se apresurará a despedirse del lector y dirá: ¡hasta mañana!

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