A PLENO PULMÓN
Bordear un cráter

A PLENO PULMÓN<BR>Bordear un cráter

La mayor parte de las noticias de ayer fueron espeluznantes.  Un “talibán” asesinó al expresidente afgano Burhanudin Rabbani, jefe del Consejo de Paz que negocia un acuerdo político con los terroristas.  El suicida autor del crimen “llevaba puesto un chaleco cargado de explosivos”.  Además de Rabbani, murieron otras cinco personas.  En Pakistán unos “hombres armados” mataron 26 peregrinos chíes que viajaban en un autobús.  En México la policía encontró 35 cadáveres “abandonados en una avenida” de la ciudad de Veracruz.  Eran 23 hombres y doce mujeres.  Se dirá que en el caso de Afganistán existe una encarnizada lucha tribal, agravada por fanatismos religiosos.  En México se trata de conflictos entre carteles de narcotraficantes.

En la República Dominicana un hombre celoso amarró toda la familia y le pegó fuego a la casa.  Él también murió en el incendio, ocurrido en Verón, municipio de Higüey.  Este hombre, de 28 años, no pertenece a ninguna secta musulmana, no forma parte de grupos traficantes en drogas.  No tuvo piedad con los niños de su esposa de 36 años, ni con su propia hija de tres años.  Esta ferocidad, sañuda y antinatural, parece próxima a la demencia.  Sin embargo, es un comportamiento tan frecuente, que corremos el riesgo de “habituarnos a verlo sin espanto”.

La muerte del coronel Ubrí Boció marca un hito tenebroso en la lucha contra la criminalidad.  Matar a un jerarca de la DNCD es como derrotar a un karateca profesional; significa que los hombres comunes sin destreza en el manejo de armas, quienes viven sin precauciones especiales y no tienen guardaespaldas, podrían ser fáciles víctimas en lo porvenir.  Un capitán del ejército, encargado de la seguridad de EDESUR en San Juan de la Maguana, que había pedido permiso para asistir al funeral de Ubrí Boció, fue detenido con 185 libras de mariguana.

Hace seis días apareció en “El País” un articulo de John Carlin donde este escritor británico afirma: “México no es un estado de derecho.  La sociedad funciona pero el aparato estatal de seguridad y justicia es arbitrario y salvaje”.  El Presidente Calderón gobierna con manos atadas.  La violencia del narcotráfico arranca “de la corrupción de las instituciones de seguridad”.  El enemigo “vive en casa”.

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