A PLENO PULMÓN
Burros con aparejos

A PLENO PULMÓN<BR>Burros con aparejos

Manuel Gómez Leroux es un apreciado amigo de la infancia, ingeniero civil y físico.  Ha tenido la gentileza de enviarme un correo electrónico que contiene una conversación acerca de impuestos, entre Colbert, Ministro de Hacienda de Luis XIV, y el cardenal Mazarino, sucesor de Richelieu durante el reinado de Luis XIII.  El diálogo sostenido por esos personajes trata de “cómo es posible continuar, gastando cuando se está endeudado hasta el cuello”.  Y también sobre cuales grupos sociales deben pagar nuevos impuestos cuando el Estado los necesita.  Mi viejo amigo considera que la plática de Colbert con Mazarino -casi cuatro siglos después- sigue vigente.

Mazarino: si se es un simple mortal, claro, cuando se está cubierto de deudas se va a parar a la prisión.  Pero el Estado, cuando se habla del Estado, eso ya es distinto. No se puede mandar el Estado a prisión.  Por tanto, el Estado puede continuar endeudándose.  ¡Todos los Estados lo hacen¡  Colbert: si usted piensa eso y precisamos de más dinero ¿cómo hemos de obtenerlo si ya creamos todos los impuestos imaginables?  Mazarino: se crean otros.  Colbert: pero ya no podemos lanzar más impuestos sobre los pobres.  Mazarino: es cierto, eso ya no es posible.  Colbert: entonces ¿sobre los ricos? Mazarino: sobre los ricos tampoco.  Ellos no gastarían más y un rico que no gasta no deja vivir a centenares de pobres.   Un rico que gasta, sí.

Colbert: ¿Entonces, cómo hemos de hacer? Mazarino: Colbert, tú piensas como un queso Gruyere o como el orinal de un enfermo.  Hay una enorme cantidad de gente entre los ricos  y los pobres.  Son todos aquellos que trabajan soñando en llegar algún día a enriquecerse y temiendo llegar a pobres.  Es a esos a los que debemos gravar con más impuestos, cada vez más, siempre más.  A esos, cuanto más les quitemos, más trabajarán para compensar lo que les quitamos.  ¡Son una reserva inagotable!

La clase media es el lomo de un burro eternamente aparejado.  Es la clase cuyos negocios son visibles, rastreables y documentables.  Un grupo al que le descuentan los impuestos al expedirle el cheque de su salario.  Sólo muerden en última instancia; según asevera Mazarino, optan siempre por trabajar más.

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